Oraciones Para Bendecir Los Alimentos

¡Amado Dios Padre! Hoy te queremos dar gracias infinitas por todas tus bendiciones y beneficios. Omnipotente y Dios Magnánimo, tú que vives y moras en la tierra, en el Universo, y sobre todo en nuestros corazones, bendice estos alimentos bien ganados que han sido fruto de nuestro esfuerzo para sustentar las carencias de nuestros familiares.

Permite ¡Oh Amadísimo Santo Dios Padre! que nuestros cuerpos los asimilen gratamente, sin complicaciones y que su sazón nos llene de satisfacciones por el bien y gusto de todos los comensales que hoy los disfrutan en familia. Por los siglos de los siglos. Que el Señor nos dé su paz. Y la vida eterna, Amén.

¡Bendecido seas siempre Señor!. Hoy deseo darte las gracias infinitas por todo lo que tengo y todo lo que me das. También por el pan de cada día y por la vida que vivimos junto a nuestra familia y nuestro entorno.

Derrama Magnánimo Padre Amado tus ansiadas bendiciones sobre todos nosotros. Ampáranos y ayúdanos a vivir todos los días imitando tu bondad, pero siempre con nuestros corazones agradecidos.

Bendecido Señor Dios Todopoderoso y Padre Celestial, así como en la última cena les diste la bendición a los alimentos, tanto el pan como al vino de la vid, que representan tu cuerpo y tu sangre en la eucaristía, así todos los alimentos provienen de la naturaleza y son un regalo tuyo. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Magnifico y Bendito Señor!, tú que eres dadivoso desde siempre y que nunca nos abandona, te agradecemos por los exquisitos alimentos que hoy hemos disfrutado. Haz que de él nos sirvamos siempre para nuestro bien.

Gracias por regalarnos todos tus preciados dones y que el Dios de la eterna gloria nos llame a participar de la mesa celestial, pues gracias a su misericordia hoy nos hemos podido alimentar, cumpliéndose tus sagradas palabras cuando preguntaste en las Sagradas Escrituras:

¿Quién riega los lirios del campo que siempre están florecidos? ¿Quién da de comer a los pájaros del monte? Tu Padre Amado. Solo tú puedes lograr ese milagro. Por eso te agradecemos por esos dones que Tú generosamente nos das.

Aun así, siempre nos acordamos de los que no tienen su sustento del día. Por eso Señor, clamo por ellos, para que no haya más hambre en el mundo. Y nuevamente te doy las gracias por esta alegría que hoy reina en nuestra mesa, colmadas de alimentos y la compañía de mis seres amados. Bendice siempre nuestros alimentos, a mi familia y a quienes no tienen ni hogar ni pan. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Amado y Santificado Jesucristo, Hijo Eterno! Compartir en unión de mis hermanos y en tu nombre es lo que nos recuerda las Sagradas Escrituras al leer (1 Corintios 10, 16) “Cuando comemos del pan que partimos, nos hacemos uno con Cristo en su cuerpo”. ¿Cómo negar esta realidad?

Señor Mio Jesucristo, Tú que multiplicaste los panes y los peces para darle de comer a tanta gente, hoy al comer nuestro pan, ganado con gran sacrifico, te pedimos que nos ayudes a seguir adelante, pero viviendo en comunión fraternal, de acuerdo con gloriosa presencia y ese amor que siempre irradias entre nosotros.

También nos enseñaste (Génesis 1, 11) que el fruto de la tierra forma parte de la magnánima creación divina, cuando tu amado Dios Padre dijo: “Que produzca la tierra toda clase de plantas, hierbas que den semillas y árboles que den fruto. Y así fue”. ¿Cómo obviar estas sagradas palabras que vienen del Altísimo?

Imposible… Por esta razón Amantísimo Señor, muy unidos estamos en tu nombre en nuestro afán de compartir los alimentos. Pero ayúdanos a existir con simplicidad y humildad en nuestro hogar. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Amadísimo Dios Misericordioso!, hoy te damos las gracias por tu inmenso amor y por tu sagrada misericordia. Tu nos bendices con cada provisión que a diario nos concedes y eso no podemos obviar en nuestras vidas, porque has permitido que esos alimentos adornen nuestra mesa para alimentarnos juntos en familia.

Por eso, en esta hora te imploramos que purifiques estos alimentos y bendice las ingeniosas manos que los prepararon para deleite de nosotros sus comensales. También te pedimos que bendigas a quienes no cuentan en este momento con el alimento en su hogar y los proveas de alimentos para que ellos tengan que comer.

¡Oh Glorificado Señor! Dales la bendición a estos alimentos. Hoy los santificamos para que no faltan en esta mesa, donde tú eres el señor de este hogar y siempre nos los provees, porque eres Omnipotente y nos das, no solo riquezas culinarias, sino también riquezas espirituales y físicas.

A ti estamos agradecidos siempre por tus maravillas, por tus obras magistrales, por tu bondad. ¿Cómo no bendecir tu nombre si nos acompañas y no nos desamparas en ningún instante pues tu gloria siempre colma este hogar? Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Glorioso y Bondadoso Dios Padre! Tú que nunca nos abandonas y nos provee de todos nuestros alimentos y provisiones para la vida, quiero que bendigas nuestra mesa todos los días y las apetitosas comidas que mi adorada esposa se esmera en cocinar para agradar a mi familia.

Bendice Sagrado Señor sus dotes culinarias, porque siempre nos recuerda tu sagrada Oración y nos repite al servir la mesa “Danos hoy el pan nuestro de cada día” como tú se los enseñaste a tus discípulos. Por eso quiero pedirte que derrames abundantes bendiciones sobre nuestros manjares.

Esta manifestación de gratitud la hacemos en tu nombre Padre Adorado cada vez que compartimos estos alimentos, como símbolo de paz y de alegría, pues sabemos que te agrada cuando tus hijos manifiestan estas acciones de gratitud al reconocer que eres el Verdadero y Único Dios que los provee todos los días. Por los siglos de los siglos. Amén.

Señor Amadísimo Jesús, tú que eres el Pan nuestro de cada día y representas la vida, hoy acudimos a tu misericordiosa bondad para pedirte encarecidamente que derrames tus bendiciones sobre esta singular mesa y estos ricos alimentos que nos ofreces para beneplácito de mi familia.

Tú que creciste en una familia humilde y trabajadora, que tienes conocimiento del hambre, de la fatiga y la lucha por el sustento diario, socórrenos Padre Amado para poder confiar en la Providencia del Dios Padre, y seamos capaces de compartir todos los bienes que nos regalas con quienes más lo necesitan.

Tú Hijo Amantísimo, que te sentaste en la mesa de los más pobres y de los pecadores, concédenos el don de la hospitalidad y para recibir en nuestra mesa a los más pequeños, a quienes tienen hambre y sed de cariño y de paz.

Te agradecemos Señor por tantas bendiciones, por confiarnos estos dones que hoy habremos de recibir en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Por los siglos de los siglos. Amén.

Bendice este sagrado día, Amado Padre, y a todo aquél que está sentado en esta mesa; bendice también a quien ha preparado estos alimentos; a los campesinos y dueños de las procesadoras, quienes han permitido que estos lleguen aquí.

Bondadoso Dios Padre, de nuevo te alabamos y agradecemos por (con tus palabras se dice lo que se agradece). Gracias, Amado Señor por la vida que nos da y por el sustento que la mantiene y la fortifica. Tú nos las ofrece por Tu misericordia infinita y por tu inmenso amor, pero no por nuestro merecimiento.

Una vez más, dale la bendición a quienes hicieron posible que hoy podamos comer estos alimentos aquí. Pero Padre Amado dales el auxilio a los más necesitados. Llévanos a compartir con los demás cuanto tenemos y danos a todos hambre y sed de Ti. Por los siglos de los siglos. Amén.