Oraciones Para las Madres

¡Bondadoso Dios Padre! Hoy al iniciar este día, clamo humildemente a tu misericordia para que cuides a todas nuestras Madres. No me las dejes solas, ahora, porque ellas son el pilar fundamental de nuestros hogares; son la luz que hace germinar nuestras vidas y el faro de nuestros designios.

¡Te Suplico Padre Amado por todas esas madres! A ti quiero clamar por su protección, por sus hijos. Quiero suplicarte por ellas donde quiera que se encuentren, para que no sufran por sus hijos; que no vivan con rencor, miedo y angustia. Dales a todas ellas la paz y la armonía que tanto desean.

Al iniciar este día, bendice aquellas que se ven obligadas a salir a trabajar, siendo algunas veces explotadas o esclavizadas, dales la dicha de contar con alimentos, techo y abrigo cuando transiten por esas calles solitarias y se enfrenten a sus peligros.

Ampáralas de cualquier violación a su intimidad cuando andes por las calles y avenidas de nuestra ciudad. Tampoco descuides la fe que te profesan en tiempo presentes, y han quedado huérfanas de tu amor, de tu presencia, tus enseñanzas y el cariño que guardas con tanto celo en tu noble morada espiritual.

Te suplico de nuevo por tu protección eterna para todas esas madres que lo han dado todo por hacernos felices, muchas veces sin esperar nada a cambio. Por esa razón, te ruego le obsequies toda la felicidad del mundo para que sus almas se transformen y alcancen su bienestar y felicidad. Por los siglos de los siglos. Amén

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¡Oh Amado Jesucristo Glorioso y Protector! Hoy te invoco como el hijo que tuvo la mejora de las madres, para suplicarte que protejas a mi Madre (decir el nombre de la persona), que la cuides siempre donde quiera que se encuentre.

Te lo pido con todo mi corazón, porque mi alma le pertenece y no quiero que ningún daño le suceda mientras no se encuentre a mi lado. Cubre a mi madre de todo lo necesario hasta que regrese a mi lado y pueda sentir el placer de complacerla en sus caprichos y requerimientos, para que la felicidad nos arrope para siempre.

Que con el ímpetu de tu palabra y tu manto poderoso la cubras con tu aura bendita; y con tus manos atadas a nuestros destinos, hayan quedado unidos para siempre, para que sus hijos sientan el calor de sus manos protectoras.

¡Oh magnifico Jesucristo!, te suplico nuevamente en este momento de angustia ampares a mi amada madre (decir el nombre de la persona) a quien adoro con infinita devoción, a quien respeto desde el momento que la vi por primera vez y que ahora no la tengo a mi lado por haberme marchado en busca de mi futuro.

No lo permitas, ¡Oh Amadísimo Jesús! que se cuide donde esté y que no deje de quererme como yo la(o) quiero a ella, para que su alma noble y su cuerpo pueda contemplarlo cuando la tenga frente a mí. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Aclamado Dios Padre!, La crisis económica agobia a nuestras abnegadas madres, que en su día a día, las vemos haciendo “milagritos”, para alargar el dinero y las provisiones. Tú que eres poderoso y has sido enaltecido en todos los altares.

Hoy te imploro para que viertas tu amor y paz sobre nuestras Madres para que le des la fortaleza suficiente ante los infortunios, mi corazón confía en tu poder y sé que de ti recibirá toda ayuda y bendición.

Benevolente Padre Amado Omnipotente, sé que tú eres bondadoso y nunca me desampararás, hoy necesito de tu ayuda, para que le des auxilio a mi amada Madre en esta hora donde la crisis económica la tiene muy preocupada y angustiada. Ampárala y no permitas que esta crisis ni nadie interfiera en su felicidad.

Como familia, hemos llegado hasta aquí gracias a su esfuerzo, su dedicación y su entrega incondicional; junto a ella hemos batallado duro por nuestro bienestar y por mis hermanos; pero no podemos olvidar que esta crisis económica debemos enfrentarla juntos como familia.

¡Oh bondadoso Dios Padre! Sabes que el amor por la familia nos permite guerrear cuando los problemas y las carencias financieras interfieren, tratando de tambalear la unión y la fraternidad familiar, donde ella, Mi Madre Amada, ha sido el Pilar fundamental. Por ella te imploro tu protección. No me la dejes sola. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Amado Dios Misericordioso y Todopoderoso! Tú que eres nuestro gran padre, hoy quiero rogarte por las madres enfermas, quien sufre calladamente sus lamentos, su dolor y penas existenciales, sus problemas diarios y sus dolores físicos por tantas pestes que la agobian en esta hora.

Estoy consiente mi Dios perpetuo que de mis labios solo brotan palabras de aliento y de compasión para todas las Madres a las que hoy tenga que hablarle, pero que no sean palabras de muerte; todo lo contrario, que sean oraciones para bendecirlas en tu nombre; para que todo, absolutamente todo lo que hoy les diga, sea abundancia de bendiciones, en riquezas espirituales y materiales.

De nuevo mi alma te alaba en este esplendido día. Encontrarme contigo Padre Eterno es muy alentador; tu embrujo santo me quita el sosiego y calma mis ansiedades. Pero cuando pienso en las madres, y muy especialmente en la mía, solo me queda homenajearlas por su entrega abnegada hacia sus hijos y su hogar.

¡Oh alabado Creador del Universo!, elevo mis manos hacia tu trono celestial, porque ciertamente solo necesito que las ayudes a todas, porque deseo que la felicidad las cubra a todas y aunque no me la cumplas, siempre expresaré tu grandeza en todos los horizontes y mi eterno agradecimiento por tanta ayuda que le has dado hoy, ayer y siempre Amén.

​¡Oh, Grandioso y Misericordioso Señor Jesús! Protector de nuestra fortaleza y de nuestra pasión hacia ti. Hoy unidos como hermanos, te suplicamos que por tu misericordia no admitas que el Coronavirus toque a nuestra Amada abnegada.

Padre Amado, te rogamos con mucha angustia en este difícil momento por el que hoy atraviesa la humanidad, que perdones nuestras culpas, pecados y ofensas para que podamos ver tu amor en todo su esplendor, sobre todo bañando con tu piedad y misericordia el cuerpo de mi adorada madre.

¡Magnificado Dios Padre!, colócale un muro de ángeles en su entorno y que se haga viva tu santa palabra en el Salmo 91.10: «No te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada, pues a sus ángeles mandará cerca de ti para que te guarden en todos tus caminos».

Bendita y santa palabra en la que tenemos plena confianza, como creyentes de tu gloria y de tu infinita bondad. No permitas Señor que este mal se pose en el cuerpo de mi madre ni se propague más, por el contrario, has que se diluya pronto y que no sufran ni mueran más personas.

Nuevamente, y sin que me quede nada por dentro, te rogamos humildemente además por todas esas madres que ya se encuentran contagiadas por este diabólico virus, para que poses sobre sus cuerpos tu mano sanadora, se recuperen y sigan adelante, viendo tu infinita bondad. Por los siglos de los siglos. Amén

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¡Oh Milagroso y Faro Espiritual San Rafael Arcángel! Mi madre ha enfermado y no sabemos que la ha postrado en su cama. Por ella, te invoco como el patrón de quienes están afligidos por la enfermedad o dolencia corporal.

¡Oh San Rafael Arcángel! Me dirijo a ti, poderoso Guardia, para implorar tu ayuda divina en mi necesidad actual (mencionar aquí la petición).  Si así es la voluntad de Dios, dígnate en sanar su mal, o al menos, otórgale la gracia y la fuerza que requiere para poder soportarla con paciencia y humildad, ofreciéndola por el perdón de mis pecados y por la salvación de su lastimada alma.

Guíame o Santo Bendito en esta hora para unir sus sufrimientos con los de Jesucristo y los de María Siempre Virgen y escudriñar sobre la gracia de Dios en cada oración y la comunión. Glorificado Benefactor, dale la gracia y la bendición de Dios Padre, así como el favor que te hoy te imploro por tu poderosa intercesión para sanar definitivamente a mi amada madre.

¡Oh Gran Médico de los Afligidos y Enfermos! Alíviala y cúrala de sus males, como también lo hiciste con Tobías si es la voluntad del gran Creador. Magnánimo San Rafael, espíritu sacrosanto que moras al lado de Dios, Ángel de la Salud y la Medicina santa, intercede por ella y por todos los seres de este mundo que anhelan buena salud. Por los siglos de los siglos. Amén.