Oraciones Para Protegerse Del Mal

¡Poderoso y Protector Espiritual y Universal! Dios Padre Todopoderoso, tú que todo lo controlas, no permitas que bajo ninguna circunstancia las fuerzas de mal penetren y deambulen en mi casa buscando debilitarnos como familia, para satisfacer sus intenciones malignas y detestables. Aléjalos por siempre, apártalos de nuestra presencia y de nuestro amor.

Aléjalos, Difumínalos, impide ¡Oh Padre Misericordioso y Protector nuestro! que los espíritus inicuos se adueñen de la tranquilidad que mora en nuestra casa y perturben nuestra alegría y entereza. Yo con la Santa Cruz, donde fue crucificado tu hijo unigénito, los enfrento a diario, pero necesito de tu inconmensurable poder para enfrentarlos y detenerlos.

¡Padre Adorado! Concédeme tu fortaleza para asegurarme de nuestra estabilidad, para bien de toda mi familia, que está consagrada en cuerpo y alma por completo a tu gloria, por los siglos de los siglos. Amen.

¡Oh Padre Fortificador y Guardian de mis Riquezas Espirituales! Cada vez que me encamino al trabajo o salgo con mi familia de vacaciones, pienso en la delincuencia desatada por culpa de la crisis económica y social. Eso es algo que siempre perturba mi tranquilidad.

Por eso en este momento, y sin querer ser tan obstinado por lo material, invoco tu sagrada benevolencia y poder, para que alejes de mi vida a todos los delincuentes, a quienes no les importa jugar con el dolor ajeno. Aléjalos, apártalos, permite que tu gran poder interfiera y los neutralice. Permite que por tu infinita misericordia se detengan y nunca me toque o atenten contra mi vida.

Fortalece Padre Amado, obstrúyeles la mirada cuando me vean en la calle; que nunca hallen el camino atacarme; permanecido fiel y leal a ti ha sido mi mejor escudo.

Nuevamente Dios Padre te suplico por mi vida, por mi seguridad personal y por mi dulce hogar, pues todo lo que allí reposa ha sido fruto de mi esfuerzo y de mi trabajo. Cuídame todos mis bienes y no aceptes ninguna intromisión de ningún extraño a mi humilde casa.  Bendícela Señor, por los siglos de los siglos Amen.

¡Oh, Dios Todopoderoso, ¡humilde trabajador que te esforzaste en crear nuestro mundo! Con sublime humildad he clamado ante tu trono celestial para pedirte protección, pues deseo que alejes de mi trabajo a los envidiosos que con sus energías perversas desean que lo pierda. Solo a ti puedo acudir en esta aciaga hora.

Permite que pueda ejercer mi trabajo dignamente, con honestidad y gallardía porque no es fácil enfrentarse todos los días a tantas máquinas y equipos complicados. No permitas que falle por mis debilidades en mi Trabajo. Guíame Padre Amado oriéntame y permite que pueda disfrutar de todas tus bendiciones.

¡Excelentísimo Padre!, siempre te alabaré con jactancia en mi trabajo ante todas las personas con las que tenga que relacionarme a diario para alabarte y difundir la paz, la motivación, la armonía y muy especialmente la fe hacia ti, que es la que me embriaga cuando te pienso y siento tu presencia en mi trabajo y en mi hogar.

Aprueba que en mi trabajo solo broten de mi corazón palabras de amor hacia ti, de gozo, para tratar de contagiar a los demás y entusiasmarlos con tus palabras vertidas en las Sagradas Escrituras; porque estoy seguro que tú Señor colocarás en mi boca las palabras adecuadas y me protegerás en mi trabajo a futuro. Amen.

¡Padre Amado! y Eterno, toda la Gloria y el Pode te lo doy, porque Tu Bondadoso Redentor eres digno de ser alabado. Aquí estoy para presentarte mi trabajo Señor, que es honesto y muy alentador, y que me llena de mucha satisfacción.

Sin embargo, las murmuraciones y envidias se mueven a mi alrededor de forma inicua y calumniadora, lo que puede generarme consecuencias negativas en mi trabajo y hasta la pérdida del mismo.

Misericordioso Padre Eterno, hoy me apresto a colocar a todas esas personas por delante de tu presencia, para que seas Tú quien tome el control de esta situación que está desequilibrando mi lugar de trabajo.

En este momento de reflexión espiritual, obedeciendo lo que dice tu sagrada palabra, perdono a toda esa gente malsana que hoy pretenden dañarme sin miramientos y por eso muy humildemente te pido que las bendiga y las reconfortes para que puedan traer la luz de Salvación a sus vidas.

Te pido mi Eterno Dios Todopoderosos que confíes tus ángeles a mi trabajo, ángeles del bien y la justicia que puedan tocar esos corazones, permitiéndome siempre Señor que pueda ser un sabio instrumento de tu paz en mi trabajo. Te lo ruego en el nombre de Jesús, amén y amén.

¡Dios Padre Protector mío! No permitas que bajo ninguna circunstancia las fuerzas de mal toquen, alcancen y desestabilicen mi sagrada familia, porque esos entes solo buscan debilitarnos como unidad, para satisfacer sus ambiciones malignas y detestables. Aléjalos por siempre, apártalos de nuestra presencia.

No permitas ¡Oh Padre Protector! que esos espíritus inicuos, generadores del caos y la perdición afecten con sus maldiciones nuestra tranquilidad, nuestra alegría y entereza. Yo, con mis oraciones los enfrento diariamente, pero necesito de tu majestuoso poder y tu apoyo incondicional impedirles sus acechanzas.

¡Padre Protector! Si tú me lo concedes yo podré estar confiado y asegurarme la protección y estabilidad, para bien de toda mi familia, que está consagrada por completo a tu gloria, por los siglos de los siglos. Amen.

¡Oh Bendito Divino Niño!, aquí vengo repleto de esperanzas, para suplicar tu misericordia, porque quiero que nuestros hijos e hijas se queden siempre contigo para que se alejen del mal y se hagan semejantes a Ti, creciendo en sabiduría y gracia delante de nuestro Dios y de los hombres.

¡Jamás dejaré de adorarte mi Divino Niño! Porque tu alma pura y noble, guía a nuestros hijos e hijas y los bendice en sus pasos; ampáralos y concédele la gracia que tanto necesita para mitigar la desesperación que los vuelve intranquilos en la vida.

¡Oh Niño Bello! Con profundo amor te pido por la protección de nuestros hijos e hijas. Por ellos imploro tu poder y tu atención porque conoces muy bien nuestros pesares pues todo te lo confío, concédele la protección pues viven angustiados y dales alivio a nuestros corazones.

Recuerda, que jamás nadie te ha suplicado antes sin tu ayuda recibir, por ello, totalmente repleto de amor y esperanzas, me postro ante tus pies ilusionado para que me cumplas lo que hoy te pido.

Reconfórtalos Amado, Divino Niño, escuchas sus lamentos y dales consuelo, apóyalos, pero por sobre todas las cosas resguárdalos por tu misericordia infinita. Amen. (Rezar el Credo, Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Hacer la oración y los rezos tres días seguidos).

¡Oh Santísimo Oggun! Tú que representan la fortaleza y el trabajo, te ofrezco esta humilde oración para que me des una respuesta certera y alejes de mi entorno a mis enemigos inescrupulosos que merodean y fisgonean cerca de mi hogar. Apártelos, Aléjalos de nuestras vidas.

Tu Guerrero Valiente y Protector, que te inspiras en San Juan, no me abandones nunca. Sabes que todos los martes te enciendo una vela de color blanco por tres días seguidos, para alabarte y darte las gracias por tu poderosa intersección

Atiende mi llamado ¡Oh Santísimo Oggun! Y dale consuelo a mi alma porque las dudas, las incertidumbres e inseguridad me están afectando altamente y mi espíritu no logra encontrar la paz y la tranquilidad ni en mi hogar ni fuera de él. Amen.