Oraciones Para Una Operación Exitosa

Glorioso San Francisco de Asís, a ti acudo, clamando por tu poderosa intervención para resguardar la salud de (se dice la persona) quien será sometida a una complicada operación quirúrgica que ha puesto en peligro su vida.

¡Oh Santo Milagroso de los Estigmas!, pide a Jesús una chispa ardiente del fuego que ardió en tu alma aquel día venturoso en que fue crucificado para que todos puedan recordar tus sagrados privilegios sobrenaturales, así también para que imite tus ejemplos y continúe poniendo en práctica tus enseñanzas, naciendo, viviendo y muriendo adorando a Dios por sobre todas las cosas.

Hoy te rezaré y clamaré Oh Amado San Francisco de Asís, y alabaré tus glorias para pedirte una humilde limosna. Concédemela generoso, por amor al crucificado Jesús y a su Madre, nuestra gran Madre, la Inmaculada Virgen María, y por la promesa que hicisteis de obsequiar por su hermoso amor todo lo que se te pidiese.

¡Santísimo San Francisco de Asís! Por el inmenso amor que sientes por nuestro Dios Padre, humildemente te ruego que protejas a (se dice la persona), para que su intervención quirúrgica sea un total éxito y pronto la volvamos a tener en su humilde hogar, disfrutando de sus seres querido.

Cólmala de sanidad y paciencia. Sus hijos sufren y la angustia los tienen a todos muy angustiados por esta difícil intervención, pero Tú, Padre Amantísimo, puedes llenarla de plenitud y nuevas energías para seguir disfrutando del don de la vida. Te lo pido encarecidamente por amor de Dios. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Amadísimo Padre Creador del Universo! Hoy solo quiero clamarte con todo mi corazón para que me preserves durante la operación a la que voy a ser sometido por el bien de mi salud. Te agradezco Dios Padre escuches mis plegarias y lamentos en esta hora de dudas.

Señor Padre, tú me conoces y sabes lo que amo la vida, sabes lo que pienso sobre ella y a veces nos regañamos nosotros mismos cuando por cualquier causa la despreciamos. Hoy estoy en un trance, donde mi vida corre un gran peligro.

Quiero que santifiques las manos y la mente de los médicos que la realizarán, tratando de devolverme la salud. Estas debilidades me ponen mal y afectan mi paz y mi desenvolvimiento ante la vida. No lo permitas Padre Amantísimo. Me coloco en tus manos y a la sabiduría de esos médicos.

También sabes cuándo sollozo, cuando rio, cuando estoy en medio de la soledad. Cuídame, salvaguárdame, anímame a seguir luchando y acompáñame siempre.

Pero por sobre todas las cosas, te agradezco que perdones mis pecados, porque te amo y te necesito en mi vida para siempre. Cobíjame con tu manto. Dame la salud que hoy ansiosamente necesito. Ayúdame a sobrellevar esta carga y bendíceme siempre. Sabes que soy tu hijo amado creyente que siempre te venera. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Bendito Dios Padre! que siempre estás pendiente de nuestras plegarias y nuestros pesares, tú que desde el firmamento celestial nos observas a diario, nos guías y orientas amorosamente en cada proyecto, en cada camino emprendido.

Amado Dios Padre, hoy acudo a tus pies y ante tu esplendorosa misericordia te aclamo y te venero incansablemente para que me concedas la ayuda que tan ardientemente hoy deseo por la operación de mi madre.

¡Oh Victorioso Dios Padre! acudo a tu regazo, convencido de que tú la apoyarás durante este trance. Por eso, concédeme esta petición y aleja los peligros, las complicaciones y dolencias de su ya desgastado cuerpo. Aleja todos esos males que la agobian y dale la paz, la fuerza y la voluntad de seguir viviendo para servirte ardientemente aquí y donde se encuentre siempre. Por los siglos de los siglos. Amén.

Bendito Señor, numerosos médicos, se han casado con su hermosa profesión y están a nuestro servicio. Hoy te quiero agradecer por el don que baña la sabiduría de la salud, que Tú, Magnánimo Dios Padre, le has concedido.

En estos tiempos, muchas vidas logran salvarse en casos que en años lejanos no hubiesen podido recibir ninguna cura.  Pero Amado Señor, Tú continúas erigiéndote como el amo y dueño de la vida y de la muerte.

Finalmente, el resultado solo ha quedado en tus manos divinas. En el profundo amor que le tienes a cada enfermo que requiere de una operación. Ilumínalos Padre Eterno y Misericordioso, tanto en su mente como en su corazón.

Benevolente Señor, a quienes en este instante se ocupan de sanar mi cuerpo enfermo y por favor, guía sus sabias manos con tu poder sanador y divino. Gracias por tu inmensa Misericordia y comprensión. Por los siglos de los siglos. Amén.

Espíritu Santo, bien seas bienvenido a este lugar, donde tu presencia sirva para guiarme siempre y orientes mis palabras y así llegar a mi Padre celestial. Amado Padre, en el nombre de Jesucristo, en tus santas manos me pongo y te ruego que impidas que algo malo me pase en el quirófano operación, durante mi intervención. Hoy sé que tu eres mi refugio, y de ti viene mi socorro.

Dios Padre activa tus ángeles guardianes para que me resguarden en la sala de operaciones, y me protejan en mi operación en todo ese proceso, y que sean ellos los que preserven mi vida. Por favor, reprende al enemigo que atenta contra mi salud.

Padre celestial, hoy clamo a ti, para contrarrestar esta operación y me otorgues la salud completa que requiero en el nombre de Jesucristo. Guía las manos de los cirujanos para que esta intervención sea exitosa; porque estoy seguro que esos médicos son tus instrumentos y eficaces ayudantes.

Ponme en tu regazo mi Dios para yo poder descansar confiadamente, durante estos próximos días, y así poder estar confiado(a) y poder descansar en ti completamente. Haz que mi comportamiento en esta operación sea el idóneo de manera que no deshonre tu nombre.

Permite que despierte sano después y que mis primeras palabras sean para agradecerte por siempre. Yo te doy todo mi ser y mi vida a ti Amado Dios Padre en esta operación. Te doy gracias porque sé que saldré reestablecido y que tú me concederás la salud completa en el nombre de Jesucristo, siempre eterno. Por los siglos de los siglos. Amén.