Oraciones Poderosas a Santa Catalina de Alejandría

¡Oh Amantísimo y Bondadoso Señor Dios Padre! Tu le has mostrado a Santa Catalina de Alejandría tu amor infinito y omnipotente para extenderlo a todos los seres humanos, visto como hechura de tus sagradas manos edificadoras que arden en tu corazón.

Este don y su eterno amor hacia ti ¡Oh Dios Padre Bondadoso! Fue revelado y compartido por esta noble Santa con generosidad y la vivencia en todas sus consecuencias hasta su glorificado heroísmo. Otórganos la dicha para poder seguir su ejemplo, confiando en tus promesas y acrecentando nuestra fe en tu presencia por cada sacramento, específicamente en el sacramento de tu perdón.

Hoy te rogamos bendecida Santa Catalina de Alejandría por Jesucristo, tu Hijo amantísimo, que vive y reina contigo en la unión del Espíritu Santo y nuestro Dios Padre, que nos ha amado por encima de cualquier circunstancia. No nos abandone ahora ni nunca. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Exaltado Jesucristo Crucificado! Tu, hijo de la gloriosa Virgen María. A ti, amado hermano, convertido con la preciosa sangre de Jesús, el Hijo de Dios, como yo.

Yo, que soy indigna, esto lo redactó obligada por nuestro crucificado Jesucristo y por su tierna Madre Virgen María, que suplique y urja que debes salir y dejar de lado la rigidez y la dañina incredulidad, debiendo someterte y recibir el santo bautismo.

Sin el don del bautismo no puedes ostentar la gracia de nuestro Dios Padre, pues quien se halla sin ser bautizado, no puede participar del fruto de la bendecida Iglesia, y como ser humano dañado y extinguido de la comunidad cristiana, transita de la muerte temporal a la muerte eterna.

Quien así se halle, podrá recibir justamente penas y tinieblas, ya que ha obviado lavarse en las aguas del santo bautismo, y ha menospreciado la sangre del Hijo de Dios, quien la derramó con tanto amor.  Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh, Apreciadisimo Hermano en Jesucristo! Abre los ojos de la sabiduría para que admires su valiosa caridad, esa que te proporciona mediante la invitación a los deseos santos que emergen de tu corazón; y que por sus siervos te pide y te invita a reconciliarte contigo, sin enfocarse en la larga guerra e injuria que ha soportado de ti por tu incredulidad.

Por cuánto ha sido sublime y bondadoso nuestro Dios Padre, ya que llegó la ley del amor, y el Primogénito y Unigénito hijo de Dios nació de la Virgen María, hoy te imploro Santa Catalina de Alejandría que intercedas ante él, para que derrame toda su abundante sangre sobre el árbol de la santa cruz, y así poder recibir la abundancia de tu bondad divina. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Santificado Señor! Sabes bien que las tablas sagradas de Moisés están fundamentadas en la justicia y el castigo, pero la nueva ley dada por nuestro Cristo crucificado, está centrada en el amor y la bondad, puesto que Él es benigno, siempre que volvamos a Él humildes, creyentes y obedientes.

Y creyendo  en nuestro amado Señor Jesucristo se obtiene la vida eterna. Sin embargo, me da la impresión de que no quiere acordarse de las ofensas que nosotros le hacemos; y que tu no quieres condenarnos por siempre, sino que quieres ser misericordioso. Por esa razón, levántate, mi hermano, siempre que desees estar unido a Cristo.

Pero no duermas ya con tanta ceguera, porque ni nuestro Dios Padre quiere, ni yo quiero, que la hora de la muerte te halle ciego; sino que mi alma anhela  verte cerca de la luz del santo bautismo, como lo desea el ciervo cuando tiene hambre o tiene sed, en el nombre del Dios Padre. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Gloriosa y Abnegada Santa Catalina de Alejandría! Hoy me postro ante tus pies y te alabo infinitamente, porque ya basta de resistirse al poder magnánimo del Espíritu Santo. No desprecies el amor de María la Inmaculada, ni el llanto ni las oraciones hechas por ti; pues entonces te resultará demasiado pesado en el juicio.

Mantente firme en el amor de nuestro Dios Padre, a quien le pido, como verdad irrefutable, que siempre nos ilumine y colme con su santísima gracia, para que pueda satisfacer mi deseo sobre ti, que tanto necesitas de su omnipotencia y misericordia.

Esta te es obsequiada de parte de Jesucristo, su hijo amado, alabado y crucificado, ante la mirada triste y desgarradora de su misericordiosa Madre, la venerada Virgen y Santa María. Mas a esto, Jesús dulce, Jesús amor. Amantísimo Señor Dios, Tú fuiste el creador de todos los pueblos y los has perdonado por medio de la sangre de tu sacrosanto Hijo.

Te suplicamos, por la bendita intercesión de nuestra Santa Catalina de Alejandría, nos concedas la gracia de vivir con armonía nuestra fe, como ella, y de adoptar una actitud de caridad y de respeto hacia nuestros hermanos mayores, herederos de la promesa. Te lo clamamos por tu Hijo Jesucristo y nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Santa Catalina de Alejandría Bendita! Lirio de la castidad y de la caridad color rosa con la que embelleciste el jardín dominicano. Heroína, celo cristiano que fuiste escogida como singular patrona de Italia, estamos seguros al dirigirnos a ti, rogando tu bondadosa protección sobre todos nosotros y la Iglesia de Cristo, tu amada, en cuyo corazón agarraste su inagotable fuente de gracia, paz para ti y el mundo.

De allí, de ese divino corazón de donde nos viene el agua viva de la virtud y la cordialidad en las familias, el sendero honesto en la juventud, el encuentro entre las naciones en discordia, la renovación de sus costumbres y tradiciones públicas y el afecto fraternal, solidario y beneficioso ante el malestar y el sufrimiento.

¡Oh Amantísima Santa Catalina de Alejandría! Nos enseñaste con tu ejemplo la unidad con Cristo, con el amor hacia el país. Si amas al pueblo que confía en ti, si la compasión hacia nosotros te entusiasma, míranos con tus ojos benignos y y bendícenos en nuestro dolor, en nuestra plegaria y nuestros votos hechos  ante ti. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Bien amada y Bendita Santa Catalina de Alejandría! Ampara en esta hora y re conforta a nuestra patria amada. Bajo tu protección constante están nuestros  hijos e hijas, nuestros corazones y almas, además de nuestras angustias y esperanzas.

Pero a la vez está nuestra fe y el amor: que eran tuyos en santa vida y te creó a imagen y semejanza de nuestro Cristo redentor en permanente celo hacia tu valerosa novia, la santa iglesia católica y cristiana que ha sobrevivido apegada a tus enseñanzas bíblicas.

¡Oh hermosa mensajera heroica y divina santa, de unidad y paz para la Iglesia de Cristo!, Tú que bendices la Santa Sede Romana y Apostólica en todo el brillo de su máxima autoridad y enseñanza del Sucesor de San Pedro.

Él, quien en su preocupación universal y paternal, en sus penas y sus sugerencias para la salvación y la paz de todos los pueblos, revive, conserva y acrecienta en nosotros y en todos los devotos cristianos ¡Oh Patrona celestial! la devoción y la obediencia que cultivaste por Él y por el rebaño de nuestro Señor Jesucristo, en la la paz y la armonía de la humanidad. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh novia de Cristo, flor de nuestra patria!. Ángel de la Iglesia que ha sido  bendecid a. Tú que amabas las almas redimidas por tu Divino Esposo Jesús: ¡Cómo derramó lágrimas por su amado país! También por la Iglesia y por el Papa, consumiendo la llama de tu vida.

Aun cuando la plaga mató a sus víctimas y produjo fuertes discordias, pasaste como un ángel de caridad y de paz. Contra la desolación moral, que dominaba  en todas partes, llamaste con fervor a la buena voluntad de todos los fieles devotos.

Y al morir, invocaste todas las almas cristianas y derramaste sobre tu pueblo y sobre la Iglesia la hermosa Sangre del Cordero. ¡Oh, Amantísima Santa Catalina de Alejandría, tierna y piadosa hermana, patrona nuestra, tú vences el terror y el error. Debes mantener la fe y las esperanzas, reúne todas las almas vivientes en torno al Pastor Crucificado.

Hoy nuestro pueblo, bendecido por nuestro Dios Padre, escogido por nuestro amado Jesucristo, sea por tu sagrada intercesión la real imagen celestial en caridad, prosperidad y armonía. Por ti, la Iglesia ha obtenido lo que el Salvador desea y el Pontífice es amado y solicitado como Padre terrenal y consejero de todos.

Nuestras almas son alumbradas para que, leales al deber de tu pueblo y la Iglesia, siempre se expandan hacia el Reino del Altísimo, donde el Dios Padre, con su amor Divino nos irradia con su luz por encima de todo su espíritu eterno que es alegría perfecta. Por los siglos de los siglos. Amén.