Salmos para Alabar a Dios

Los Salmos para Alabar a Dios son siempre diversos y están asociados a diferentes causas. Pero primero debemos estar conscientes de cuánto amamos a nuestro Dios Padre. ¿Te has preguntado cómo nos cubre cuando lo alabamos?

A través de estos Salmos para Alabar a Dios intentaremos aclararte y demostrarte el verdadero sentido que tiene esta acción desde la mirada de nuestro Dios Padre.

Solo con tocar tu corazón y elevar tus plegarias alabando a nuestro Dios Padre tus milagros serán posibles. En estos Salmos entenderás de  manera clara el significado del gran amor que Dios tiene por nosotros sus hijos.

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Índice
  1. Salmos para Alabar a Dios
    1. Salmo 103:1-3
    2. Salmo 143:8
    3. Salmo 119:9
    4. Salmo 119:165
    5. Salmo 127:3
    6. Salmo 55:22
    7. Salmo 51:17
    8. Salmo 36
    9. Salmo 143:8
    10. Salmo 61:6-8
    11. Salmo 42:11
  2. Los Salmos para Alabar a Dios son para Reencontrarnos con su Poder

Salmos para Alabar a Dios

Salmo 103:1-3

“Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias.”

Nuestro Dios Amantísimo siempre otorga a sus hijos sanidad espiritual y corporal. Nuestra alma se remoza si nos encauzamos hacia él en función de las bondades y bendiciones que nos ha dado. Siempre es bueno recordar todo lo que el Altísimo ha hecho por todos nosotros, aunque nos encontremos en medio de problemas.

Hay que tener siempre presente que el Señor nos regaló una vida eterna. Nos concedió el perdón de todos nuestros pecados, y también nos bendijo al sanar todas nuestras dolencias, tanto las del cuerpo como las del alma, porque el poder y el amor de Dios es enorme.

Salmo 143:8

“Por las mañanas, hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el sendero que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.”

Al despertarme y abrir los ojos en las mañanas para contemplar y disfrutar la belleza de la vida, solo me dan ganas de alabar a nuestro Dios Padre, que siempre nos demuestra su gran amor. Por ello debemos agradecerle con hermosas alabanzas todos los días. ¿Qué más prueba de amor quieres? ¿Acaso no es suficiente para alabarlo y confiar en su grandeza? Y, aun así, en medio de nuestras atribulaciones cotidianas, le clamamos para que nos dictamine el sendero y así aliviar nuestras almas, cuando la confusión y las vacilaciones nos persiguen.

Salmo 119:9

“¿Cómo puede un joven llevar una vida íntegra? Viviendo de acuerdo a tu palabra”.

Muchos jóvenes buscan actuar o comportarse según lo que dicte la sociedad, pero muy pocos se dedican en su cotidianidad a alabar al Dios Padre ¿Pero qué es ser Íntegro? Significa ser honesto, justo, humilde, correcto, respetuoso, servicial y sobre todo demostrar amor al prójimo.

No obstante, la mayor muestra de integralidad se demuestra cuando vivimos conforme a las Sagradas Escrituras. Solo así podremos alcanzar esa virtud, tan necesaria en estos tiempos difíciles para nuestros jóvenes, especialmente en aquellos que temen y perennemente expresan sus alabanzas a Dios en cada situación.

Salmo 119:165

“Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”.

Darnos la paz y eliminar los tropiezos, es motivo por demás suficiente para alabar a nuestro Dios. Las leyes y mandamientos que nos dejó por medio de las Sagradas Escrituras, están inspiradas en su misericordia para preservar nuestra paz. Todas se encaminan hacia ese estado de bienestar y gozo, para quienes son disciplinados y siguen sus preceptos. Quien las cumpla recorrerá senderos amplios, donde los impedimentos ya no serán visibles. Serán caminos sin tropezones para avanzar hacia la paz y el progreso de nuestras vidas.

Salmo 127:3

“Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa.”

Los hijos que el Señor trae a este mundo representan la bendición más hermosa y jamás debemos asumirlos como una carga económica o una obligación. Es todo lo contrario. Lo que debemos hacer, por mandato divino, es amarlos, apoyarlos y educarlos, para que se conviertan en buenos ciudadanos, haciéndoles partícipes de todas las maravillas y cosas buenas que nos ha dado como bendiciones, motivo más que suficientes para alabarlo e inculcarle a nuestros hijos a hacerlo con fe.

Salmo 55:22

“Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre.”

Si eres temeroso ante la ira del Señor, y fiel cumplidor de sus mandamientos, deja en sus manos todas tus preocupaciones y angustias, tus problemas y calamidades, porque Él nunca te abandonará, al contrario, te servirá de apoyo y no permitirá que declines frente a tus buenos propósitos ni te sentirás destruido y sin fuerzas para seguir luchando y alabándolo. Allí, a tu lado, siempre estará orientando tus pasos, porque con su amor nos lo demuestra siempre hasta en los momentos más espinosos.

Salmo 51:17

“El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.”

Así como los doctores no curan aquellas personas que están bien de salud, así también actúa nuestro Señor, quien espera paciente y prefiere a los que están enfermos del espíritu, a los que tienen su cuerpo quebrantado, abatido, dolido y sin fuerzas suficientes para seguir existiendo. Para Él la prioridad son los espíritus enfermos y nunca rechaza a los arrepentidos del pecado, porque son los que le proporcionan satisfacción al atenderlos y guiarlos. De lo contrario, ¿a quién sanar? Solo a los verdaderamente atormentados, que le alaban y claman por su amor y auxilio.

Salmo 36

“Señor, tu fiel amor llega hasta el cielo, tu fidelidad hasta las nubes.”

Nuestro Dios Padre se manifiesta a causa del amor que nos tiene. Solo un ser como Él, con tanta misericordia, puede hacer todas esas cosas. ¡Cómo no alabarle en nuestras iglesias o congregaciones, o en cualquier lugar del planeta tierra! Su bondad y piedad es indiscutible e ilimitado. No tiene ninguna medida. Y su hijo amado Jesucristo, es la muestra más palpable, hecho hombre, de tanto amor. Todos debemos alabarlo y regocijarnos por ello y estos Salmos para Alabar a Dios nos lo confirman.

Salmo 143:8

“Muéstrame tu fiel amor por la mañana, porque en ti he puesto mi confianza. Pongo mi vida en tus manos, muéstrame lo que debo hacer.”

El salmista lo ratifica aquí en estos Salmos para el Amor; es un amor “fiel” como ninguno. No existe otra forma de amar mas pura que la que nuestro Dios Padre nos obsequia cada mañana. De allí la importancia de la “confianza” que todos debemos albergar en nuestros corazones; la esperanza de un mejor mañana, de un mejor futuro. Quien confíe en nuestro Dios Padre puede tranquilamente descansar y ponerse bajo su amparo y su amorosa bondad.

Salmo 61:6-8

“Concédele al rey más años de vida; que sean sus días una eternidad. Que reine siempre en tu presencia, y que tu amor y tu verdad lo protejan.”

Más que un Salmo cualquiera, es una alabanza suplicante a nuestro Dios Padre que hace el salmista en esta oportunidad, donde pide que le conceda muchos más años de existencia, que estarán consagrados a Él hasta la eternidad, a la espera siempre de que su amor indiscutible y su verdad lo resguarden de todos los males del mundo, especialmente de las almas adversas.

Salmo 42:11

“¿Por qué inquietarme? ¿Por qué angustiarme? En Dios pondré mi esperanza, y aún hoy lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!”

Si confío en la nobleza y la indulgencia de nuestro Dios Padre, que nos prometió la salvación ¿De qué me tengo que angustiar? Mi esperanza viene de Él y su hijo Jesucristo. Por lo que no hay nada que temer. Debemos confiar y solo esperar que sus bendiciones se cumplan. El Altísimo siempre cumple lo que promete. Entonces, tengamos la esperanza siempre presente y nunca dejemos de alabarlo para que se regocije con nosotros.

Los Salmos para Alabar a Dios son para Reencontrarnos con su Poder

Si haces el intento, con estos Salmos, para Alabar a Dios, podrás indagar y desentrañar el verdadero concepto de este sentimiento vigoroso emanado desde el Espíritu Santo, cuya fuerza tiene incluso la capacidad de hacer milagros, como Dejar de ser hipócritas con nuestro Dios Padre y nuestro Amado Jesús es una acción imperiosa. Él detesta la mentira. ¡Amémoslo y alabémoslo de verdad, con entrega y sin discordias! Si lo hacemos siempre, Dios será el primero en valorarlo y te bendecirá con grandes obras, cumpliendo nuestros lamentos mediante nuestras oraciones diarias.


 

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