Cuando en las Sagradas Escrituras Bíblicas se hace mención a la salvación se refiere a la liberación espiritual que nuestro Dios Padre les da a todos quienes deciden creer en Jesucristo. De allí la importancia de leer y reflexionar sobre estos Versículos Bíblicos de Salvación, que solo buscan el arrepentimiento de sus pecados y empezar a vivir de nuevo confiando en él.
La salvación por medio de Jesucristo nos redime, tanto del poder del pecado como de la muerte espiritual. En Jesús encontramos la verdadera vida, abundante y eterna. Dios nunca miente y sus promesas siempre se cumplen, especialmente para quienes le aman, gracias al poder del Espíritu Santo que finalmente nos guiará hacia una vida eterna con él, liberados de la muerte, del pecado y sufrimiento. Aquí exponemos estos Versículos Bíblicos de Salvación como parte de la Biblia, para que los mediten y nos fortalezcan la fe y la confianza que tenemos puesta en Dios.
Versículos Bíblicos de Salvación
Isaías 12:2
“¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!”
Gracias te damos Señor, porque tú eres nuestra salvación, nuestra fuerza y nuestra canción más melodiosa en todo momento, aun en las dificultades más terribles. Confíanos en tu misericordia y en tu poder y sabemos que no tenemos nada que temer porque tú nos resguarda de todo mal. En ti, en tu tierno y protector regazo, estamos a salvo del pecado y de la muerte eterna.
Mateo 6:2
“Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa.”
Ofrendar a alguien también es adorar a nuestro Dios Padre. Y quien lo haga recibirá toda su recompensa, mas no están edificando su salvación, si se ufanan en extremo e hipócritamente cuando ofrendamos a los más pobres y necesitados para que nos magnifiquen por vanidosos, pues con esta actitud no podríamos entrar al reino de Dios y nuestras dadivas serian falsas. Si de verdad eres sincero y nuestro Dios Padre está en tu corazón, cuando te nazca regalar algo, hazlo con humildad y sin esperar nada a cambio. Solo la recompensa de nuestro Dios Padre.
Nehemías 8:10
“Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza».”
Aquí en estos Versículos Bíblicos de Salvación se demuestra lo antes expresado, cuando Nehemías los motiva, después de comer y beber, a marcharse y a que compartan sus bienes con los más pobres y necesitados, porque este y todos los días, están consagrados para servirle a nuestro Dios Padre.
No actuemos con tacañerías que después nos lamentemos o nos pongan tristes, pues nuestro Dios Padre se regocija por ello y esa es nuestra fortaleza de vida y salvación cuando cumplimos sus leyes y mandamientos.
Jeremías 33:14-16
“Llegarán días —afirma el Señor—, en que cumpliré la promesa de bendición que hice al pueblo de Israel y a la tribu de Judá. En aquellos días, y en aquel tiempo, haré que brote de David un renuevo justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país. En aquellos días Judá estará a salvo, y Jerusalén morará segura. Y será llamada así: ‘El Señor es nuestra justicia’.
Con el nacimiento de Jesús se cumple esta promesa de bendición y la entrada a Israel de la justicia, del derecho, de la salvación y de la seguridad. Hoy también podemos encontrar todo eso y mucho más en nuestro amado Jesús, quien siempre está dispuesto a socorrernos y a bendecirnos con sus dádivas de aliento, de salvación y de amor inconmensurable.
2 Timoteo 4:7–8
“He luchado en la buena batalla, he culminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro tengo reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su regreso.”
Todo aquel que haya cumplido con las leyes y los mandamientos de nuestro Dios Padre, con fe y amor, tiene reservado su la corona de la salvación, porque nuestro Dios padre y su hijo Jesús son justos y nunca dejarán de cumplir sus promesas, de quienes solo deseamos que regrese para que no nos la otorgue, porque es una corona de vida.
Isaías 45:22-23
“Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. He jurado por mí mismo, con integridad he pronunciado una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, y por mí jurará toda lengua.”
No hay que olvidar que nuestro Dios Padre nos proveyó la salvación de nuestras almas pecadoras mediante la crucifixión de su hijo amado Jesús. Es decir, Él anhela y aspira a que todos seamos salvados, desea que lo busquemos y nos reencontremos con él y aceptemos su apreciado perdón.
Que es un perdón que nos dará la vida eterna. Previamente, también ya nos ha dicho que, sea hoy o mañana, todos nos hincaremos ante él, porque es el único que puede salvarnos de la muerte eterna.
1 Corintios 15:42–44
“Así es también la resurrección de los muertos. Siembra un cuerpo corruptible y resucita un cuerpo incorruptible; se siembra en deshonra y resucita en gloria; siembra en debilidad y se resucita en poder; se siembra un cuerpo natural y se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.”
Cuando Jesús regrese a cumplir con su promesa de salvación y de vida, la resurrección será esencial en todo. Pero la resurrección de las cosas buenas, pues si hay un cuerpo material, aunque se siembre un cuerpo natural, debe resucitar un cuerpo espiritual, renovado, incorruptible, sin deshonra, glorificado, empoderado,
Juan 3:16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
No es fácil para un padre que ama a su único hijo entregarlo al mundo como sacrificio, como lo hizo nuestro Dios Padre Jehová. Pero tal es el amor que nuestro Dios Padre nos tiene que con su sacrificio, todos los que creamos en Él y en su magnánimo poder, nunca moriremos. De lo contrario, la muerte será por siempre y estaremos perdido. Creer con fe en su gloria es lo único que nos puede salvar, aunque hayamos muerto.
Romanos 10:12-13
“No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan, porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.”
Para evangelizar y dar a conocer a nuestro Dios Padre y a Jesucristo su hijo amado, no hay necesidad de diferenciar a los inconversos. Ya sean negros, indios, plancos, amarillos, etc., todos pueden ser bendecidos cuando invocan su nombre. Así que no hay ningún obstáculo racial que impida a los cristianos predicarles la palabra de las Sagradas Escrituras.
Salmo 55:16-18
“Pero yo clamaré a Dios, y el Señor me preservará. Mañana, tarde y noche suplico angustiado, y él me escucha. Aunque son muchos quienes me combaten, él me rescata, me salva la vida en la guerra que se libra en contra de mí.”
Hay momentos en los que no nos acordamos de clamar a Dios en medio de nuestras preocupaciones o dificultades. Nos cegamos ante las amenazas que nos rodean y por la magnitud de los problemas. Sin embargo, siempre que clamamos a Dios él nos escucha y pasa a la acción.
Puede ser que en el momento de una enfermedad o de la guerra que nos acecha, no nos libere y la domine por completo, pero siempre nos bendice con la paz que requerimos, dándonos una nueva perspectiva de la realidad que vivimos. Estos Versículos Bíblicos de Salvación nos recuerdan que nuestras vidas están en sus manos y en nuestro amado Dios Padre y su hijo amado Jesucristo tenemos nuestra salvación eterna..
Romanos 5:10
“Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!”
Reencontrarnos con nuestro amado Jesucristo, como intermediario supremo, significa reconciliarnos con nuestro Dios Padre. Gracias a su muerte podemos obtener la salvación. Pero ¿Cómo lograrlo? Predicando, evangelizando, dando a conocer su palabra y su importancia para alcanzar la armonía necesaria que tanto necesitamos.
Juan 11:25–26
«Jesús le contestó: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”
La cuestión es sencilla. Si creemos en Jesucristo como nuestro Salvador, la muerte nunca tocará nuestra puerta y no moriremos jamás, porque con su resurrección, nuestro Dios Padre nos demostró que es el dueño absoluto de la vida, y aunque lleguemos a morir, seremos salvados de la muerte para volver a la vida.
Versículos Bíblicos de Salvación: Una Promesa y Una Esperanza
Para cualquier cristiano, es una bendición recibir a Jesucristo como su Salvador, pues desde ese instante ya eres una nueva criatura. Los cristianos debemos cumplir la encomienda de nuestro Señor de predicar el evangelio al mundo y proclamar la salvación de Dios por medio del sacrificio en la Cruz de Jesucristo.
Sin embargo, esta encomienda dada por nuestro Señor Jesucristo, requiere de preparación, la que solo podemos alcanzar si estudiamos y reflexionamos con sabiduría estos Versículos Bíblicos de Salvación que tienen ese necesario propósito. Hay que tener muy claro que el mensaje para predicar debe estar basado en el verdadero arrepentimiento y la justicia divina que nos viene del reino de Dios.
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