Oraciones a San Benito Abad

Por medio de esta plegaria sencilla, te rogamos que tus manos poderosas se posen en mi alma y me des tu protección ante tanta maldad y deseos malignos. No me abandones en esta hora, cuando mis noches y días se vuelven tan largos y la desesperación me agobia ante tantas adversidades, calamidades y desconsuelos, que ponen a tambalear mis fuerzas, ante tantas injusticias y maldades.

Hoy, con suma humildad te pido (aquí se expresa lo que se desea) para que mi corazón pueda estar tranquilo, lleno de gozo por tanto amor que tu nos da. Amén.

Demándale al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Solicítale también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las sempiternas alabanzas. 

¡Oh San Benito! pavor del demonio y de las fuerzas del mal, por los propósitos de la Santa Cruz y de su milagrosa medalla, aparta de mi vida toda influencia maligna. Protégeme de la envidia, y de la mirada de aquellos que me quieren ver derrotado.

Libérame de los brollos de todos los enemigos, todas las dolencias, de traiciones y de malos tratos. Que siempre me acompañe y este a mi lado, guiándome en el el bien, a través de tu voluntad. Amén. Jesús, María y José los amo, salvador de vidas, de naciones y almas. (se deben rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias).

Al igual que San Benito lo hizo, que caminó todo el tiempo a tu lado, y no dudó un momento de su fe, y hoy junto a ti, guarda y protege a todos aquellos que imploramos tu ayuda. Misericordioso San Benito Abad, en ti confío, ayúdame y acompáñame por siempre.

Alabado y santificado San Benito Abad, regálame la sabiduría para seguirte, inteligencia para entender la fe, paciencia para encontrarte, ojos para poder contemplarte, un corazón para amarte, una mente para pensarte y una vida para alabarte. Amén.

También te suplico tu intercesión, para no caer en malos hábitos ni tentaciones que puedan acabar con mi vida y mi familia. Aleja las enfermedades, la negatividad, las personas envidiosas y toda maldad que me rodea, en el nombre de Jesús. 

San Benito, tú nos has enseñado la alegría que viene de confiar en Dios, y las grandes que cosas que podemos lograr cuando tenemos a Jesús en nuestro corazón. Fervientemente te pido San Benito, que ruegues para que pueda también seguir a Jesús como lo hiciste tú, con el mismo amor y compromiso, y así pueda compartir mi amor por Dios, hoy y siempre. Amén.

Solicítale al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele ademas por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo cantarte las eternas alabanzas. Amén. Jesús, María y José te amo, salva vidas, naciones y almas. (se debe rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias).

Primeramente, pido la intercesión, del padre de los cielos, que, con ojos de misericordia, y gracia me ve desde las alturas. Al hijo tierno y bondadoso que cumple sus milagros por la humanidad, siendo la viva imagen del padre, y no dejando nada ni a nadie nunca por fuera.

Demostrando en todo momento, el inmenso amor que posee, por sus seguidores y sus fieles creyentes. Porque como frutos caídos desde un árbol necesitamos, protección y un cuidado digno, cómo el que sólo tú puedes entregarme, por eso en este momento hago esta pequeña petición.

Además, pido que me protejas, como al tesoro más preciado que pudieras tener, por qué soy tan frágil, como el cuerpo de Cristo, pero mi fe es tan poderosa como la roca y esta oración será mi espada, para romper las cadenas, que anclan a mi espíritu, de una forma sobrenatural atado la desdicha.

Declaró la liberación de mi alma, la cual está basada en este momento, tengo un camino turbulento y oscuro. Por eso hago un llamado a todos los Santos Ángeles, que se encuentran en el cielo, para que vengan y me rescaten.
Y sin importar qué o quién me haya atado, rompan las ataduras que aprisionan, mi espíritu a esta tierra material.

Porque en ti o viejo amigo yo confío, Santo Benito de Abad, y sé que no me desamparará, ningún momento, tampoco en ningún lugar. Donde siempre tu sagrada compañía, será bienvenida muy dentro de lo más profundo de mi ser. Amén.