Oraciones Para El Alma

¡Oh, mi Amado Jesús! Tú que eres el protector y sanador de las almas perdidas; que siempre nos perdonas y resguardas de la condenación eterna; concédenos la dicha de contar con un alma limpia y llena de paz. Auxílianos para tener confianza en tu magnifica misericordia. Tú eres el sanador del alma más grande que existe en este mundo.

Hoy te imploro me sanes y reconfortes mi alma. Resguardarnos, atiéndenos. Tú siempre conoces todos nuestros pensamientos, anhelos y lamentos internos. Eres extraordinario y haces todas las cosas piadosas por nosotros. Alívianos Señor de esos lamentos y malos pensamientos que atormentan nuestra  alma, si es tu voluntad.

Venerado Dios Padre, tú que eres juez y Dios verdadero que nos diste  la vida y tienes todo el poder en tus manos para sanarnos o llevarnos a tu encuentro, si así lo determinas, apiádate de mi alma.

¡Oh Dios Padre Piadoso! Tú que eres el gran protector de la tierra, el dador de la vida, quien sólo nos ofrece cosas buenas y nos libera de la preocupación y el dolor. Señor, tú que estas lleno de gracia y de bondad, perdona nuestras faltas y alienta nuestra alma en estos tiempos aciagos.

Tu espíritu piadoso, que nos colma de misericordia y amor, y que además retribuye la paz al alma de sus hijos amados, lo asumimos con nuestra entera confianza para que nos sanes y preserves del enemigo y de la muerte prematura. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh, Dios Bendito! Mi alma está estropeada y requiere de tu alimento espiritual. Esta dolida por las angustias y los pesares, por eso te ruego que le obsequies descanso. Mi espíritu, busca remozarse con tu poder, para que la carga sea liviana y mis males se esfumen. Pero solo tú sabes cómo lograrlo.

Hoy, de rodillas invoco tu poder curador, para que sane íntegramente mi alma de todas las angustias, congojas y preocupaciones. Hoy imploro tu figura celestial, y te invito a quedarte en mi corazón por siempre. Dame la vida eterna junto a ti, te entrego completo mi ser a tu causa.

Te agradezco esta oportunidad para restablecer totalmente mi alma humilde, que busca incansablemente renacer de nuevo en todo, para dar lo mejor de mí al prójimo, para que el amor que me otorgas se exprese a otros mediante mi alma serena y dispuesta a ayudar al prójimo.  Sáname Padre Eterno, que por siempre yo estaré agradecido. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Amado Señor! Mi amigo está enfermo y requiere de tu bondad. Y aquí estoy para pedirte que poses tus manos sobre ese amigo que tanto aprecio y sientas lo que oculta su alma, cuyo corazón late ardoroso por la vida, pues hoy se halla angustiado por su enfermedad.

Sánale de cualquier daño. Y si el pecado lo conserva así, indúltalo Padre Amantísimo. Te lo imploro por ese mi gran amigo que siempre ha sido leal (nombre y apellidos) para que recobre la salud lo antes posible y su alma se tranquilice.

Hoy te ruego por sus familiares que lo quieren sano. Absuélvelo de sus pecados y limpia su alma. Embriágalo con tu luz para que te reciba en su corazón y pueda contemplar las grandes cosas que le tienes reservadas a él. Nuevamente, Dios te pido por la salud de mi amigo y no lo desampares en esta mala hora.. Por los siglos de los siglos. Amén.

​¡Oh, Amado Señor Jesús!, Protector de nuestras vidas, hoy unidos como hermanos, te suplicamos que por tu misericordia no admitas que el Coronavirus penetre a nuestros hogares y atormente el alma de sus familiares, que luchan por cuidarse de tan temible peste.

¡Padre eterno! Hoy quiero suplicarte que en este difícil momento por el cual todos estamos atravesando, que perdones nuestras culpas, pecados y ofensas para que podamos ver tu amor en todo su esplendor y nuestras almas queden sanadas de tanta pestilencia.

Hoy quiero que coloques un muro de ángeles en torno a de cada familia y hogar del mundo y que se haga viva tu palabra en el Salmo 91.10: «No te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada, pues a sus ángeles mandará cerca de ti para que te guarden en todos tus caminos».

Adorado Señor, no permitas que este mal se propague más, por el contrario, haz que se esfume y que no sufran más personas. Te pedimos humildemente por todos los contagiados con este diabólico virus, para que poses sobre ellos tu mano sanadora, se recuperen y sigan adelante, viendo tu infinita bondad. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Misericordioso y Eterno!, Mi alma se inunda de miedos e incertidumbres ante tantas amenazas que me paralizan y me dejan sin fuerzas para continuar. Mi alma solo clama por la paz. Estos temores permanecen junto a mi día y noche. No obstante, Tú nos dices que no temamos, porque has dominado al mundo.

Por ello mi alma se afianza en Ti, confiando plenamente en tus ofrecimientos y yo (se dice el nombre) tomo tu mano aguerrida y piadosa pues sé que Tú moras en mí y todas tus promesas se hallan al comienzo de una nueva vida. Eres mi Redentor del alma, y por eso me encomiendo a ti, resguardado bajo el abrigo de tu gracia. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Gentil Señor Padre! Hoy necesito de tu ayuda para apaciguar mi alma en medio de esta vida, a la que le temo. Requiero de tu fuerza para combatir la soledad extrema porque mi alma suplica compañía y paz.

Estoy convencido de que este miedo a la soledad es por culpa de mis enemigos internos. Tú me has expresado que has concedido el poder, el amor y una mente y un alma sana. Señor, ayúdame a cultivar mi mente pues requiero tus enseñanzas hoy más que nunca para no temerle a la soledad.

Bendito Señor, por la fe que te tengo, declaro al mundo que ya no tendré miedo cuando vaya a la cama en medio de la soledad. Maestro, con este miedo a la soledad una guerra incesante está en mí, y aunque sé que de nuevo vendrá en mi contra, lo venceré, porque tú estás sembrado en mi alma..

No voy a vivir siempre consternado si no se triunfa en una batalla. Señor, de pie voy a estar en tu santísimo nombre para decirme palabras convincentes contra el miedo, agradeciéndote infinitamente me guíes y me proveas de fortalezas. Por los siglos de los siglos. Amén​.

Mi querido Padre Celestial. Hoy te agradecemos por darnos la alegría de vivir. Tenemos mucha fe y confianza en ti. Estamos seguros de que tú serás quien alivie nuestras heridas y nuestra alma afligida. Con humildad hoy te pedimos por (nombre de la persona) y que intercedidas por ella, renovando su alma completamente.

Tú eres nuestro divino y santo doctor por excelencia. Padre mío, renuévale toda la esencia y rincones de su alma angustiada. Desecha de su espíritu todo mal pensamiento y hazle ver que es un privilegiado y un alma pura, depura sus músculos con tu mano santa, límpiale de toda suciedad el cuerpo a esta persona querida, en el nombre de nuestro Eterno Jesús y por tu inmenso poder.

Te rogamos señor, que le des fuerzas a este hermano(a) que ha estado enfermo(a), que él(la) tenga firmeza con su fe en ti, ofrécele deseos de una vida alegra, pon en su mente toda capacidad de pensar en bendiciones, para que así alejes todas las malas ideas y a quien venga a hacerle daño o incomodarlo.

Acércate a esa persona Señor; apóyala con tu palabra y fortalécele su alma y su espíritu. Mi Jesucristo, que tu santo espíritu curador sea la medicina de sus heridas del alma; devuélveles el consuelo a sus preocupaciones, por tu cariño y misericordia, pues solo tú eres quien frota su mano para devolverle la salud al alma, con nuevas energías y bendiciones a su cuerpo. amén.