Para muchos, las Oraciones a San Ignacio de Loyola, conllevan una gran resonancia en toda la comunidad católica, muy especialmente en la española. Su profunda fe lo ató al Evangelio y sin grietas a la voluntad divina de Dios.
Sus oraciones hoy son para personas de cualquier edad, siendo las adecuadas para iniciar a los niños en la meditación, con un poco más de profundidad sobre las plegarias que recitan. Al respecto hemos hecho un extracto de algunas de ellas, fáciles de entender y asimilar por los preadolescentes cuando sienten el llamado de su propia fe.
La manera como San Ignacio se entregó al Señor, son virtudes que los niños aun hoy admiran y comprenden. De todos sus escritos, a continuación publicamos los más comentados y aclamados.
Oraciones a San Ignacio de Loyola
Oración de entrega de San Ignacio de Loyola
(Especialmente sugerida como oración matinal y para la acción de gracias después de comulgar)
Oración Alma de Cristo
(Se sugiere en especial para la oración matinal y para la acción de gracias luego de comulgar.)
¡Oh, abnegado y buen Jesús!, escúchame. En el interior de tus llagas, ocúltame. Impide que me aleje de Ti. Del enemigo perverso, presérvame. En la hora de mi inevitable partida, llámame. Y pídeme que vaya hacia Ti. Para que con tus ángeles y santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén.
Oración para todos los días
PRIMERA ORACIÓN
Consígueme de la divina piedad, a través de los méritos imperecederos de Jesucristo, e intercesión de su amada Madre, el completo perdón de mis fallas y culpas, socorro poderoso para amar a Dios y servirle con todo mi empeño de ahora en adelante, con firmeza y constancia en el sendero de la virtud, y la dicha de poder fallecer con su amistad y gracia, y así poder contemplarle, adorarle, disfrutarle y glorificarle en tu compañía por todos los siglos. Amén.
SEGUNDA ORACIÓN
Gozo, amado Padre mío, al contemplarte próspero y fortalecido con tantas y tan distinguidos privilegios, y te ruego toques a todos tus hijos su espíritu, aquel que te animaba, y a mí un propósito tan recto, que hasta en las cosas más pequeñas escudriñar con pureza la gloria divina de tu único ser, a imitación tuya, y pude lograr por este medio estar y ser de tu compañía en la gloria. Amén.
TERCERA ORACION
Te suplico, Padre afectuosísimo de mi alma, me concedas una fe altiva y firme, dinámica, de tus misterios divinos para que me ilustren y pueda creerlos y valorarlos como hijo verdadero de la santa Iglesia católica, con fervientes obras de honesto y perfecto cristiano y me concedas hoy la gracia que te pido en esta sagrada oración, y si es para la gran gloria de Dios, honor del Santo y bien de mi espíritu. Amén. (se rezan tres Padrenuestros y Avemarías).
CUARTA ORACION
Yo te suplico, Padre de mi alma, me concedas una esperanza para salvarme, afincada en las buenas obras realizadas con tu gracia y revestidas de tus destacados promesas; y obtener los bienes de esta vida que me lleven a mi salvación por la gracia que te pido en estas plegarias, si es para mayor gloria de Dios, honor tuyo y provecho de mi alma. Amén. (rezar tres Padrenuestros y Avemarías).
QUINTA ORACION
Te ofrezco los méritos de mi amadísimo Padre San Ignacio, y particularmente aquel ardiente amor con el cual, abrasado en un arcángel humano, respiraba sólo flamas de amor divino, dedicando todas sus palabras y pensamientos a la gran gloria de Dios y deseando como premio de su amor mucho más amor, trasponiendo la certeza de su sempiterna dicha y felicidad a la gloria de poder servirle a Dios. Yo te suplico, Padre amado de mi alma, me des una centella de ese fuego ardiente y sagrado de mi sincero Padre San Ignacio, y la gracia que hoy te pido en esta oración a mayor gloria de Dios, honor del Santo y ganancia para mi alma. Amén. (rezar tres Padrenuestros y Avemarías).
SEXTA ORACION
Te suplico, amado Padre de mi alma, me concedas una caridad como llama encendida, con la cual, como copia de mi Padre San Ignacio, labore y batalle continuamente para el bien y salvación de mis hermanos prójimos, con mis frases, palabras y ejemplos, y con quien necesitare de mi compasiva asistencia, y la gracia que hoy te pido en esta oración, así, a mayor gloria y munificencia de Dios, decoro del Santo y bien de mi alma y espíritu. Amén.
San Ignacio de Loyola y su amor por los Niños
Dios nos habla a través de nuestros deseos; Lo importante es saber escuchar y eso es algo que nos hace mucha falta, sobre todo si lo dicen los mas los más pequeños de la casa. San Ignacio de Loyola estaba consciente de eso. De allí su interés en formar y escudriñar con los niños y niñas los evangelios en las Sagradas Escrituras.
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Y si se suman padres responsables y comprometidos, y artistas dispuestos a poner su talento para servirle a los demás, los resultados serian mas favorables, facilitando que los frutos lleguen pronto. Aquí radica el valor de sus oraciones. Si tienes en tu casa niños pequeños revísalas y léelas en su compañía. A futuro te lo agradecerá.
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