Orar a la madre de Dios es adentrarse a sus advocaciones en el mundo, donde cada una tiene una particularidad muy propia de cada cultura. En esta oportunidad ofrecemos un ramillete de Oraciones a Santa María, la Virgen María, la Purísima, la Inmaculada Concepción, la Milagrosa, en fin, todas se resumen en una misma santidad, privilegiada por nuestro Dios Padre.
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Oraciones a Santa María
- Oración a la Niña Virgen María
- Plegaria de San Bernardo para la Virgen Santa María
- Oración a la Virgen María Santa y Reina del Cielo
- Invocación a la Virgen del Carmen Para Tiempos Difíciles
- Oración a la Virgen María Madre Sempiterna
- Oración a la Virgen de la Medalla Milagrosa
- Súplica a la Virgen de un Devoto Pecador
- Plegaria a María Siempre Virgen y Madre de Jesucristo
- Virgen Santa María: bendita entre todas las mujeres del mundo
Oraciones a Santa María
Oración a la Niña Virgen María
¡Oh tierna y pequeña y dulce Maria! Hermosa princesa mía, sin pecado igual y concebida, lucero brillante de mis días y de mis noches, que desde niña fuiste bendecida como la mas perfecta profecía. ¡Amadísima Virgen María de Todas las Advocaciones! Hoy te pido clemencia para que con tu infinita misericordia, ilumines esta vida mía, que a veces deambula por el mundo enceguecida, sin deseos ni dicha y totalmente pobre de alma y corazón. Hazme ver, pequeña Maria, tu luz en estos aciagos días y el resplandor en la oscuridad de mi alma entristecida y atormentada por tantas penurias mías. Hazme niño de nuevo para jugar contigo, ser pequeñito y dulce para que nuestro Dios Padre misericordioso redacte lo que ha deseado de esta vida, para su gloria y verdad iluminadora. Por los siglos de los siglos. Amen.
Plegaria de San Bernardo para la Virgen Santa María
¡Oh Piadosísima y Sempiterna Virgen María! Nunca te olvides que jamás se ha oido decir, que ninguno de quienes han ido ante tus pies para que le otorgues tu protección, implorando tu auxilio y reclamando tu socorro, ha sido jamás abandonado por tu infinita misericordia. Por eso, en estos instantes de desesperación y animado por la confianza que siempre te he prodigado, a ti acudo humildemente ¡Oh Santísima Madre, Virgen de todas las Vírgenes en sus Advocaciones! y lamentándome con congoja bajo el peso de mis inusuales pecados me siento motivado a comparecer ante tu bendita presencia. ¡Oh Amantísima y Milagrosa Santísima Madre de Jesucristo!, En esta hora aciaga para mi, te suplico que no deseches mis humildes plegarias, antes bien, escúchalas y acéptalas benignamente, a la espera de que tu agraciada bondad se digne de ayudarme en el nombre de nuestro Dios Padre. Por los siglos de los siglos. Amen.
Oración a la Virgen María Santa y Reina del Cielo
¡Oh Augusta María Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles! A Ti que has recibido de nuestro Dios Padre el sagrado poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente satánica, hoy queremos pedirte humildemente que ordenes el envío de legiones celestiales a la tierra. Esta suplica mi Amada Señora Madre de nuestro Jesucristo adorado, es para que bajo tus ordenes, persigan y frenen a los demonios, los combatan sin misericordia por todas partes, reprimiendo su audacia maligna y los precipiten a los abismos infernales. Amantísima Madre y Virgen Santa ¿Quién como Dios? !Oh Bondadosa y dulce Madre Mía, por siempre serás nuestro gran amor y nuestra constante esperanza, confiando en que tu mano sanadora se pose sobre todos los enfermos y afligidos que te necesitan por siempre para alcanzar la paz y la felicidad. !Oh Divina Madre Misericordiosa! Cuando te oro no encuentro la manera de exaltarte como tu te lo mereces, porque tu amor y tus milagros son indescriptible e inconmensurable. Por eso, te suplico que envíes a los siete Arcángeles para que me resguarden, y alejen de mi entorno al cruel enemigo! Por los siglos de los siglos. Amén.
Invocación a la Virgen del Carmen Para Tiempos Difíciles
!Oh Divina Madre Misericordiosa! Hoy me encuentro muy afligido por cuanto padezco de mil dificultades que me vienen agobiando y ya mi corazón no aguanta mas esta mala hora. Por eso hoy vengo de hinojos ante tus pies para que me ayudes a calmar mi espíritu atribulado. ¡Oh Gloriosa Virgen del Carmen! Por favor, te imploro encarecidamente que me salves de los enemigos del alma, que a diario merodean a mi alrededor para hacerme daño e impedir mi felicidad y la de mis familiares. No lo permitas Sagrada Madre de Jesús Crucificado. También ilumíname en mis desaciertos; reconfórtame en mis dudas y penas. Fortaléceme en mis enfermedades y anímame, motívame cuando me sienta despreciado o humillados por mis enemigos acérrimos, que no pueda en verme feliz, porque la envidia los traiciona. De igual forma, defiéndeme en las tentaciones; consuélame en las horas difíciles; ámame con tu corazón maternal; protegeme con tu inmenso poder infinito, y finalmente, recíbeme en tus brazos al elevarme a tu morada celestial. Virgen del Carmen, ruega por nosotros. Por los siglos de los siglos. Amén.
Oración a la Virgen María Madre Sempiterna
!Oh Divina Madre Pura y Venerada por Siempre! Préstame tus ojos para con ellos contemplar, porque si con ellos contemplo tu gloria jamás volveré a pecar. También en calidad de préstamo, obséquiame tus labios para con ellos orarte, porque si con ellos rezo, nuestro amado Jesús siempre podrá oír mis alegrías y tristezas. En medio de estas penurias pandémicas, préstame tu poderosa lengua para comulgar ante ti, pues es tu lengua materna una daga de amor y de santidad que merece ser venerada. Facilítame tus brazos para poder laborar y que me rinda mi trabajo una y mil veces más. Ante tantas inclemencias y dolores, obséquiame tu manto sagrado para poder cubrir mis malas intenciones, ya que al estar cubierta con tu manto a la morada celestial de nuestro Dios padre he de llegar. Asimismo, entrégame como préstamo especial a tu Hijo Jesús, Rey de Reyes sobre la tierra, para poderlo amar, porque si me entregas ¿Qué más puedo desear? Esta mi dicha por toda la eternidad. Por los siglos de los siglos. Amén.
Oración a la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh Gloriosa Virgen María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti sin tardanza; difunde lengua mía las glorias y alabanzas de María Siempre Virgen. Atiende mi auxilio gran Señora de la Medalla Milagrosa y resguárdame en tu diestra protectora. ¡Oh Jesús Señor Siempre Nuestro! que has deseado glorificar con innumerables prodigios a la Bien amada Virgen María desde el primer momento de su Inmaculada Concepción. Te suplicamos como devotos fieles tu protección en la tierra, para que merezcamos gozar de tu vista en el cielo. Tú que vives y reinas junto al Dios Padre y el Espíritu Santo. Por tu mediación le damos infinitas gracias a nuestro Dios Padre por el favor que dispensaste a tu querida sierva, apareciéndote pura y sin pecado, ofreciéndole como remedio de todos los males la Medalla Milagrosa. Por este favor te rogamos que nos hagas dignos de tu amparo y verdaderos devotos de tu Purísima Concepción. Amén.
Súplica a la Virgen de un Devoto Pecador
¡Oh Dios te Salve, Reina de los Cielos y la Tierra! Amantísima Madre Santa de los pecadores! Colmados nuestros corazones de entera confianza, acudimos a tu maternal bondad. Somos pecadores y no merecemos tu protección. Pero al contemplarte de hinojos ante tu altar con los brazos siempre abiertos e invitándonos a acercarnos a tu presencia y con las manos derramando tus bendiciones, con motivación acudimos ante tus pies, para exponerte durante esta plegaria nuestras urgentes necesidades.(se pide la gracia que se desea, o se agradece por el favor recibido). ¡Oh María Virgen Santísima! Tú eres después de nuestro Dios Padre y su hijo amado Jesús, nuestra única y genuina esperanza. Oye benigna la confiada suplica que hoy te hago, que ante esta necesidad, elevamos a tu infinita bondad, si es para gloria del Dios Padre y bien de nuestras almas. A la vez, y deseando ser genuinos cristianos, y merecedores de las miradas de nuestro Dios Padre y de tu protección, te rogamos humildemente, inmensa Madre María nuestra colmes nuestra alma del espíritu de humildad y de tormento de nuestras pasiones. Proporciónanos el don de la fidelidad en el acatamiento de nuestros deberes religiosos y la constancia en el bien hasta el día de la muerte. Ruega por nosotros. ¡Oh María Purísima! y conviértenos en participantes de los tesoros y secretos divinos de que fuiste colmada en tu Inmaculada Concepción. Por los siglos de los siglos. Amén.
Plegaria a María Siempre Virgen y Madre de Jesucristo
¡Oh Madre María Purísima y Santísima! Hoy quiero que me des tu poderosa mano y nunca me sueltes. Deja que me apoye en tu infinita bondad al andar por esas calles o senderos solitarios. Por eso y más, por favor muéstrame el camino verdadero que sólo me guíe a Tu Hijo amado Jesús con quien anhelo un día estar. Solicítale a El que perdone mis pecados, mi impaciencia perenne, también de piedad; dile que me dé fortaleza para sobrellevar el peso de las injusticias que a menudo me hacen llorar. Seca mis lágrimas con tu dulzura de siempre, cubre con tu manto sagrado mis penas y angustias, mis depresiones y tristezas. Regálame la paz y armonía que de tus ojos brotan y muéstrame las huellas de tu amor y humildad. Por los siglos de los siglos. Amen.
Virgen Santa María: bendita entre todas las mujeres del mundo
Cuando exclamamos “Dios te salve, María, llena eres de gracia”, nos damos cuenta de la enorme responsabilidad que tuvo que asumir, aun a sabiendas de que el Señor estaba a su lado, con ella. María fue bendecida entre todas las mujeres del mundo por el bendito fruto que albergó en su vientre.
Rogarle, suplicarle, implorarle, pedirle, son algunas de las mas sublimes acciones que podemos poner en practica ante su altar. Ella es irresistible por ser la Santa María, Madre, no de Dios, sino del Jesús encarnado, que vino al mundo para salvarnos a nosotros, pecadores. No pierdas la oportunidad de orarle y agradecerle por regalarnos el ser mas hermoso que ha parido mujer alguna: nuestro amado Jesucristo, quien dio la vida en la cruz para salvarnos del pecado eterno “ahora y en la hora de nuestra muerte”.
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