Oraciones a San José de Cupertino

¡Oh Grandioso y Milagroso San José de Cupertino!, Tú que has sido ejemplo de paciencia y humildad, hoy te pido que intercedas por mi ante nuestro Señor Jesucristo, y asi poder vencer mis dudas y angustias frente a todos los exámenes que debo enfrentar en mis estudios.

¡Oh Magnánimo Santo, San José de Cupertino!  Mi tesoro de gracia, no me abandones en estos momentos de desesperación. Mi futuro y mi crecimiento personal dependen del éxito que obtenga y solo ú, amado Santo puedes concederme la dicha de superar cada una de las pruebas.

A ti me aferro en esta hora San José de Cupertino, mi hoguera de amor ante nuestro Dios Padre. No me dejes solo. Implórale por mí a nuestro Padre Celestial. Y desde tu morada sacrosanta, oriéntame, guía mis pasos y mis decisiones para seguir avanzando.

Bendíceme una vez más portentoso guardián y guía de los estudiantes, y de todo aquel que debe enfrentar sus diversas pruebas en esta vida y a diario luchan por salir adelante y agradar a nuestro Dios Padre, cumpliendo sus enseñanzas. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Gloriosísimo y Siempre Venerado San José de Cupertino! Tú que siempre te has erigido como benefactor de los preocupados estudiantes y sabio protector de todos los examinandos, por favor, no desprecies ni obvies los ruegos que hoy ante tus pies te dirijo.

Hoy, a pocas horas de comenzar a enfrentar diferentes pruebas, acudo a ti para clamar tu auxilio en los exámenes por mis estudios. Superarlos todos siempre ha sido mi sueño. Y para ello cuento con tu benevolencia y amparo, que estoy seguro(a) no me negarás.

Por favor, Amado San José de Cupertino, alcanzadme del Señor su gracia, que como verdadero manantial de luz y sabiduría, permita disipar las dos clases de incertidumbres que abruman mi entendimiento: el pecado y la ignorancia. Potencia mi razón e Instruye mi lengua para poder difundir la gracia de su bendición.

Dame la fortaleza y la sabiduría requerida para salir adelante y demostrarme a mi mismo(a) que con tu compañía y apoyo, puedo superar estos trances, contando siempre con la misericordia y bendición de Jesucristo y María Siempre Virgen. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Magnificente y Bondadoso San José de Cupertino! Tú que en más de una ocasión te han visto como el gran protector de los afligidos y sabio benefactor empedernido de quienes luchan por fortalecer su formación, no me eches a un lado ni obvies mis súplicas ante tus pies.

¡Bendito y Bien Amado Santo de los Examinados! Regálame la agudeza para poder entender, la capacidad para retener y memorizar, el método y la facultad para aprender y aprehender los conocimientos, y sobre todo la sutileza para lograr interpretar cada examen.

Concédeme la gracia y las palabras adecuadas para hablar, el acierto al empezar y la dirección al progresar; así como la perfección al concluir mis exposiciones y escritos, si así es lo conveniente para la mayor gloria de nuestro Dios Padre Misericordioso y provecho para mi alma.

¡Alabado San José de Cupertino! En tus manos pongo mis notas, mis reflexiones, mis análisis e interpretaciones. Tu eres el espejo de mi fe y de mis esperanzas. Ruégale por mí siempre y pídele a nuestro Dios Padre que me conceda la ayuda necesaria en (aquí se pide lo que se desea conseguir). Por los siglos de los siglos. Amén. Se deben rezar  tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias).

Querido San José de Cupertino, limpia en este instante mi corazón, conviértelo y hazlo semejante al tuyo, provoca en mí tu tenaz fervor, tu sabiduría y tu inmensa fe. Muéstrame tu bondad apoyándome en mis proyectos y yo me dedicaré por siempre a imitar tus integridades.

¡Oh Generoso Protector mío! Sabes bien que el estudio fa menudo me resulta dificultoso, riguroso y hasta aburrido. Pero estoy seguro de que Tú puedes mostrármelo más fácil y agradable. Solo estas a la espera de mi llamado. Hoy te prometo un mayor y mejor empeño en mis estudios y una vida y convivencia más digna en honor a tu santidad. Tu gloria me inspira y me reconforta.

¡Oh Dios Omnipotente y Salvador del Mundo!, Tu que has dispuesto atraerlo todo a tu hijo unigénito, que ha sido levantado sobre la tierra en la Santa Cruz, concédenos que, por las virtudes y ejemplos de tu Seráfico Confesor José de Cupertino, levantándonos por sobre todas concupiscencias terrenales, merezcamos llegar a Él, que contigo vive y reina en los cielos y la tierra. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Señor mío y Amadísimo Jesucristo! Fuente de caridad y sabiduría. Ruega por todos nosotros los examinados y bendícenos con tu luz orientadora. Escucha al gloriosísimo San José de Cupertino, nuestro gran protector. No  desdeñéis las plegarias que hoy te dirijo implorando tu tan esperado auxilio en los exámenes de mis estudios.

Consígueme del Señor que, mis senderos intelectuales se abran y se amplíen durante mis tiempos de estudios y pueda alcanzar el entendimiento tan necesario para poder avanzar y enfrentar los avatares de la vida, que hoy se han vuelto tan difíciles por las crisis socio económicas que enfrentamos.

Como verdadero manantial luminoso repleto de sabiduría, borra mis temores, mis preocupaciones, mis debilidades de auto estima, y fortaléceme cada día, en mi alma, en mi cuerpo y en mi espíritu, y así poder alabarte por siempre donde quiera que me encuentre.

¡Oh Amado Dios Padre Misericordioso! Todos los días me aferro a ti, porque le temo a dos clases de tinieblas que nublan mi entendimiento, el pecado y la ignorancia ante la vida. Te suplico que instruyas mi lengua, como lo hiciste con algunos de los apóstoles, para poder difundir con mis labios la gracia de tus bendiciones. Por los siglos de los siglos. Amén. (Aquí se deben rezar tres Padrenuestros y Tres Avemarías).

¡Magnifico y Bondadoso San José de Cupertino! Muro de mis lamentos y angustias cuando se aproximan los días de presentar los exámenes. Fortaleza espiritual y de seguridad que me alienta y me ampara en mis horas de estudios. A ti clamo preocupado por mi incierto futuro.

Concédeme la agudeza para poder entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Imploro a ti ¡Oh Glorioso San José de Cupertino! para que mi hijo se convierta en un hombre estudioso y exitoso, para que esta complicada semana pueda certificar los exámenes pendientes y continuar con sus estudios en la institución que lo ha becado.

Otórgale Amado San José de Cupertino, por favor, clarividencia para responder cada pregunta de manera acertada, además de desarrollar todos los procedimientos que se le exijan. Dámele luz y sapiencia para superar cada una de esas pruebas establecidas en su institución educativa.

Cólmalo, por favor de mucho discernimiento en el nombre de nuestro Dios Padre y de su infinita: por ello y por tu imperecedera gloria te ruego que me lo ayudes para que cumpla sus metas. Si bien así conviene por la mayor gloria de Dios nuestro señor. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Gran San José de Cupertino!, quien mientras estuvo en la tierra alcanzó de  Dios la gracia de que al ir a presentar los exámenes sólo le pidiesen las interrogantes que usted sabía, obtén para mí un favor parecido en las pruebas  para las cuales me estoy disponiendo.

A cambio Amado Santo prometo dar a conocer tu nombre y tu poder y hacer que seas invocado siempre por todos los examinados. ¡Oh magnánimo San José de Cupertino! Socórreme en cuanto esta solicitud, ya que tú pasaste por esta angustiosa situación, intercede por mí ante nuestro Dios Padre Piadoso.

¡Oh Milagroso y Bien Amado San José de Cupertino! Tú que con tus plegarias obtuviste de nuestro Dios Padre que se te exigiera en tus pruebas las únicas preposiciones que sabías. Concédame el éxito tan esperado en el examen de (aquí se concreta el nombre del examen).

Te prometo una vez más santificar tu nombre bendito como fiel devoto, y darlo a conocer a los cuatro vientos ¡Oh, Venerable San José de Cupertino! No me dejes solo. Intercede por mí ¡Oh, Espíritu Santo! Ilumíname mi sapiencia  en mis buenos estudios. Ruega por mí ante la Sagrada Cabeza de Jesucristo, templo de la sabiduría divina. Bendíceme hoy y siempre. Por los siglos de los siglos. Amén.