Oraciones Para Salir Bien En Los Exámenes

¡Oh, Santa Patrona de los Necesitados Santa Rita de Casia!, cuyas oraciones ante el Divino Señor Jesucristo son casi incontrastables, quien por la generosidad en hacer milagros has sido llamada catalogada como intermediaria de los desesperanzados e incluso de lo imposible.

Milagrosa y Bien Amada Santa Rita, tan humilde, tan pura, tan mortificada, tan paciente y de tan compasionado amor por nuestro Jesús Crucificado, tú que puedes obtener de Él cualquier cosa que le pidas, intercede por mi para poder aprobar todos los exámenes en mis estudios.

A cuenta de esto acudo a ti confiado y esperanzado, esperando tu compasión y apoyo en este trance, que pone en peligro mi futura carrera como profesional. Dame consuelo en este día y háblale al oído a Jesucristo, para que le solicite al Dios Padre mi urgencia.

Sé favorable a mi solicitud, mostrando el poder de Dios a nombre de este/a suplicante. Tiende tu fervor generoso hacia mi mente y mis conocimientos, como lo has sido en tantos casos maravillosos, para la más grande gloria de Dios, por la divulgación de tu propia devoción, y por el alivio de aquellos que confían en ti.

Te juro y prometo Santa Rita de Casia, que si mi petición es concedida a la mayor brevedad posible, alabaré tu santo nombre, dando a conocer a todo el mundo el milagro que has hecho conmigo, para bendecirte y cantar tus alabanzas por siempre.

Confiando en los méritos y potestad ante el Sagrado Corazón de Jesús, te ruego por mi petición de aprobar todos los exámenes finales en mis estudios, y así poder estar feliz y convencido de tu gran bondad y de tu atención profunda a los llamados y clamores de nosotros tus hijos. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Amada Santa Clara de Asís! Acudo a tus pies para suplicarte que refuerces mi inteligencia ante la proximidad de los exámenes finales. Alcánzanos esta dicha; concédeme, te ruego cuanto pido en esta plegaria sencilla, y el favor especial que tanto hoy necesito.

Aunque me he dedicado a estudiar mucho, te confieso que no me siento preparado para enfrentar tantos exámenes a la vez. Por eso, apiádate de mí concédeme este pequeño favor por mi futuro y mi bienestar. Otórgame una favorable respuesta a esta urgente y apremiante solicitud que agobia y entristece mi corazón.

Tú, como Madre y Protectora sabes muy bien como yo lo que eso significa para nuestros hijos, quienes solo se dedican a estudiar. Por eso, presenta mis deseos ante el Dios Padre, que yo estaré esperando tu respuesta, esperanzado en tu bondad infinita, cuyos méritos alcanzaré para mayor honra y gloria de Nuestro Señor, que vive y reina. Por los siglos de los siglos, Amén.  (se debe rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias).

¡Dios Padre imperecedero! Hoy cuando se acercan los exámenes finales, no dejo de pensar todas las noches en mis hijos estudiosos.

¡Te imploro Padre Amado! Que ante esas circunstancias no se angustien, se desanimen ni vivan llenos de miedo. Dales a todos ellos la paz y la armonía que requieren para enfrentar este trance como estudiantes y superar cada uno de ellos para beneplácito de sus padres y sus familiares.

Muchos de esos hijos incluso llegan a enfermarse por tales circunstancias, viéndose en la necesidad de acudir a los médicos, para calmar sus nervios e inseguridades, ante tantas incertidumbres. Concédeles la dicha de contar tu apoyo y Protégelos Padre Amado.

¡Oh Excelentísimo Dios Padre resguárdale y fortalece su inteligencia cuando les llegue el momento de presentar esos exámenes, que los puede hacer proclive a los nervios y a la confusión de sus ideas. No los dejes solo Padre amado. Siempre cúbrelos en esos trances con tu sagrada bondad.

Te imploro nuevamente por mis hijos y los de mis amigos, que son el futuro de cualquier país, y le obsequies todo el amor que puedas darle, para que sus corazones y sus almas se transformen y alcancen su bienestar y felicidad futura.

Hoy humildemente reclamo tu misericordia, para que todos puedan postrarse ante tus pies, limpios y confiados en tu poder y tu grandeza, sin que se nos pierdan en las drogas ni en la delincuencia. No me los dejes solos en las noches, por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Sagrado y Bendito Dios Padre Misericordioso y Benevolente! Sabes que la soberbia es mala compañía, sobre todo cuando tenemos hijos irreverentes que traspasan la normalidad. Sabes también que el amor que sentimos por nuestros hijos es siempre algo imposible de descifrar.

Po eso ¡Como no pedirte que le des fuerzas y animo a nuestros hijos soberbios que se niegan a presentar los exámenes! ¡Benevolente Padre! No me los abandones ni un instante, porque en un simple descuido, pueden perderse y ser presa fácil de la perversidad de gente desalmada. Guíalos y protégelos siempre cariñosamente.

Con tu protección magnánima podrán seguir luchando en sus estudios, batallando de una manera digna y confiable, solo dependiendo del amor de sus padres, tus bendiciones y de tus dadivas en las horas más álgidas e imperiosas de los exámenes.

Te hago esta petición porque se han vuelto muy soberbios y no les importa fracasar y agarrar la calle, donde nada bueno puede hallar, dejándonos como padres muy preocupados. Guíalos y motívalos con todo tu amor para poder dormir tranquilos. Saber que tú los llevas por caminos seguros, como cuidaste a tu hijo Jesús, es más que suficiente para lograr nuestra tranquilidad. Por los siglos de los Siglos. Amen.

¡Oh Adorado Dios Padre! Hoy te pido con pasión desbordada que me ayudes y bañes mi atormentado ser con tu luz, para que mi vida de estudiante se convierta en un hermoso resplandor de rectitud y de felicidad, acorde con los principios de tu invaluable amor y de tu misericordiosa gracia.

Amado y Excelentísimo Señor mío, quédate en mi corazón, para que mis acciones sean fieles y poder sentir tu presencia, para gloria tuya. Bien sabes que dispuesto estoy a recibir tu magnánima ayuda para salir bien en los próximos exámenes finales.

¡Oh, Glorioso Dios Padre Magnificado! Ayúdame a convertirme en un buen estudiante honesto y sereno, a la hora de presentar mis exámenes. Hazme además defensor de lo justo y lo equitativo en todas las decisiones que he de tomar como estudiante.

Permite, Padre Amado que mis ideas y pensamientos guarden coherencia con mis palabras y los ejercicios que deberé enfrentar durante esos exámenes. Ayúdame a irradiar la luz de sabiduría que emana de tu espíritu para poder salir bien de todas esas pruebas. Entra en mí y actúa en mi vida para darle respuestas exactas y coherentes.

Escucha atentamente mi humilde plegaria, ¡Oh Misericordioso Padre! Tu que eres dador de vida, sabes que en ocasiones me desespero y me deprimo por el significado que tiene para mi cada examen, los cuales me llenan de mucha incertidumbre y angustia, pero hoy sé que cuando estás a mi lado los puedo aprobar si la sensatez y la paciencia me acompañan siempre.

¡Dios Padre Sacrosanto!, ayúdame en esta urgencia; y enséñame a perdonar y a lograr la armonía, la fe y la paz que sobrepasa todo entendimiento. Por los siglos de los siglos. Amen.

Padre Nuestro, en bondadosas y sagradas manos pongo a mis amigos, pues solo tú conoces las preocupaciones y las angustias que moran en su mente ante la llegada de los exámenes finales. No la desampares Amado Jesús. Que las puertas del conocimiento que hoy tienen cerradas, se les abran para que sus inteligencias fluyan a borbotones en esos momentos tan angustiosos y así poder superar plenamente aquello que desea su corazón.

A esos amigos Amantísimo Padre, a quien quiero como mis hermanos y hermanas, en esas horas tan especiales, quiero dejarlos en tus manos para que se sientan seguros, confiados y animados en cada respuesta que ofrezcan en sus exámenes. No me los abandones en esos momentos de angustia. Bendícelos siempre. Cúbrelos con tu manto y permite que la abundancia de tu bondad llegue hasta sus vidas en su máximo esplendor.

Atiende mi suplica Padre Bueno, tú sabes lo que a cada uno de ellos les preocupa a cada uno; sabes a lo que le temen; por eso llénalos de conocimiento, sensatez y asertividad en cada examen.  Gracias Dios Padre, porque cuando tú le das la bendición a ellos, también me bendices a mí. Y acompáñalos siempre para que tu luz sea el faro que los ilumine en sus vidas. Por los siglos de los siglos. Amén.