Oraciones Para Que Deje De Llover

¡Poderoso y Magnánimo Señor Jesucristo!  Hoy mi fe, mi entusiasmo y mi confianza en tu poder omnipotente me han inspirado para clamarte y pedirte con urgencia que deje de llover en este instante, y así evitar tantos desastres y calamidades en las familias de mi pueblo.

¡Amado Señor Jesús! Tú que apaciguas los tornados, borrascas y torbellinos de la naturaleza y nos proteges hasta en los momentos más insignificantes, hoy te agradecemos por todos tus obsequios, pero queremos rogarte con suma humildad que estos días sean bendecidos por ti para disfrutar de un buen tiempo, soleado y alegre.

Este es nuestro humilde deseo, y aunque confiamos en ti, nuestro Dios Padre sabio que nos ama, agradecidos nos ponemos en tus manos y te decimos, con tus sabias palabras: hágase su voluntad. Amén.

¡Glorioso San Isidro! Tú que fuiste un gran ejemplo de humildad, sencillez, trabajo, perseverancia y mucha oración; enséñanos como compartir nuestro pan de cada día con todos mis hermanos y permite que el arrojo de nuestras manos ablande al mundo y sea asimismo plegaria de alabanza en el nombre de Jesús.

Acudimos a ti en este momento por cuanto son muchas las familias de nuestros barrios las que sufren con estos aguaceros, ya que el desbordamiento de las cañadas y de los ríos que nos circundan son un peligro latente que pode en peligro la vida de sus habitantes.

¡Amado Santo, San Isidro Labrador! Tú que tienen el poder divino de quitar las aguas torrenciales y poner nuestro astro Sol para calentar nuestros cuerpos, por favor, impide que las tormentas y las calamidades se perpetúen en nuestros barrios y la dicha reine en esos hogares.

¡Oh Poderoso San Isidro Labrador! Al igual que tú, con suma confianza queremos venir a la gran bondad de nuestro Dios Padre y observar su mano de suerte en nuestras laboriosas vidas. Te lo rogamos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

¡Oh Milagrosa y Poderosa Santa Bárbara Bendita! Tú que eres la reina y protectora contra los rayos y las tormentas, ayúdanos a enfrentar los malos tiempos donde la lluvia arremete sin compasión contra nuestra gente, dejando a su paso tristeza y desolación.

Ayúdanos Magnánima Santa Barbara Bendita, Reina de las tempestades funestas. No nos dejes solos ahora que se acerca la temporada de lluvias en mi región. A ti clamamos con infinita fuerza y fe para que nos ampares en nuestros hogares.

¡Oh benevolente Señor Mio! Tú que has escogido a Santa Bárbara para el consuelo de los vivientes y de los desamparados, otórganos por tu confluencia que seamos dignos de vivir con su tan anhelada protección, siempre en su divino amor.

Pero también ponemos toda nuestra esperanza en la dignidad de la dolorosa pasión de su Hijo, de modo que no nos asombre jamás la muerte del pecador, sino que, reforzado con los Santos Sacramentos de la Penitencia, de la Eucaristía y de la Extremaunción, logremos encaminarnos sin temor a la gloria eterna. Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

¡Oh Venerada Santa Clara! Con tu mano misericordiosa ayúdanos a obtener resultados favorables en nuestro propósito. Gloriosa Virgen y digna madre Santa; espejo claro de perfección y decoro, gran columna de la más viva fe, resplandor divino de perfecta claridad y caudal riquísimo de todas las dignidades.

Por toda esa ayuda con que el Divino Esposo te colmó, y por el especial privilegio de haber transformado tu alma en el Reino de tu fuerte grandeza, subyúganos con tu infinita bondad y purifica mi alma de las sombras y de las culpas. Y, reemplazadas de todo efecto terrenal, sean templo digno de tu santo hogar.

En esta hora, cuando las tormentas asustan, también te rogamos por la paz y sosiego de la Iglesia católica, para que se conserve siempre en unión de la fe, de la santidad y de las costumbres que la han hecho irrebatible ante los esfuerzos de sus enemigos.

Y si fuese para mayor gloria de Dios y de mí, concédeme cuanto te ruego y pido en esta humilde oración, y el favor tan especial que necesito, para que se detenga esta terrible tormenta. Apiádate de mí Madre protectora y consígueme rápida y positiva solución a esta angustiante suplica.

¡Oh Benevolente y Piadosa Santa Clara! No me dejes solo en este difícil trance, preséntale mis deseos a nuestro Dios Padre, pues yo tengo confianza en tu bondad infinita, que por sus virtudes lograré alcanzar para mayor honra y gloria de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos, Amén.

¡Oh Glorioso Padre Celestial! Se nos ha venido en el horizonte una gran tormenta y solo tu Padre Amado sabes la destrucción que ella ocasionará, pues su poder y fuerza supera la nuestra puede arruinar este gran día, incluso puede cambiarnos la vida.

Mas estoy seguro que con tu ayuda Amado Padre y tu espíritu que se encuentra aquí con nosotros, no nos abandonará en esta hora. Yo te llamo ahora, por favor levántate y emprende nuestra ayuda ante esta terrible tormenta que se avecina. Ven y libéranos de esta inmensa fuerza destructora.

También te imploro por mi familia y por mis amigos, por mis mascotas y mis pertenencias, pero ahora me despierto con fe para gritarte a ti tormenta ‘‘¡Cállate ahora y que cese tu fuerza ahora! ¡Obedece al Señor Padre Omnipotente! ¡No nos arruinaras este día!’’

Que se sea de un gran bienestar, que haya paz y armonía en nuestras casas, más no destrucción. Señor te agradecemos por escuchar nuestras suplicas, porque en ti confiamos eternamente. Impide que estas tempestades, ciclones y huracanes se posesionen en nuestros pueblos. Que sea a tu palabra. Amén.

¡Oh Gran Protector Padre Amado! Tú que eres el guardián de los embates de la Naturaleza, no descuides mi hogar, ante la cercanía de la época de las torrenciales lluvias y huracanes. Por eso, hoy acudo a ti Padre amado para implorarte por la protección de mi humilde hogar.

Aleja de sus alrededores todos los desastres por causa de la naturaleza. No dejes que los rayos, los incendios, huracanes, ciclones, ni tormentas, ni ninguna tempestad peligrosa lo toque por ningún lado. Resguárdalo Padre Amado en esta hora cuando se anuncian fuertes descargas eléctricas.

¡Centinela y Protector mío! Cuando esté lejos de mi hogar, rodéalo con tu luz protectora para que nadie se atreva a violar sus puertas y ventanas. Colócale tus ángeles en sus cuatro costados para que enfrenten esas bestias terrenales, que lo pueden ver caer al suelo.

Bendice Padre una y mil veces mi hogar, uno de tus templos divinos, donde tu presencia siempre será bienvenida y donde tu inmensa misericordia y poder tendrán siempre una calurosa y digna morada, por los siglos de los siglos. Amen.

¡Oh San Pedro, santo Apóstol! Tú que posees el dominio y la llave al cielo, que nos otorga tranquilidad ante las causas urgentes, hoy quiero encomendarme a ti y entregarme a ti con toda mi fe y mis esperanzas; y rogarte que detengas ya la lluvia torrencial, que tus santas manos ya paren la lluvia.

Te imploro que escampe con prontitud, que el cielo se abra, para que podamos disfrutar todos del aire libre. Tú que eres magnánimo, ayúdame San Pedro a soportar estas tormentas que ponen a correr a mas de uno en mis barrios. Amen.

De nuevo te pido que intercedas por mi ante nuestro Señor, para que se detenga todo este aguacero y que en su defecto, la luz del sol nos ilumine y la noche se serene ante la luna. Amen.