Cuando adoramos a nuestro Dios Padre reconocemos su grandeza, su inmenso poder y nuestra dependencia a él. No obstante, adorarlo implica recibir la inspiración necesaria para alabarlo todos los días! Aclarado este concepto, en esta oportunidad te brindamos estos Versículos Bíblicos de Adoración, los cuales puedes incluir en tus lecturas y usar para tus oraciones.
La adoración como acción propia de los cristianos para exaltar la grandeza de nuestro Dios Padre es la manera certera de armonizar con Él, siendo además total reconocimiento en nuestras oraciones y reflexiones diarias. Aún así, la adoración viene a ser como un canal de comunicación y de dialogo con nuestro Dios Padre, quien nos reconforta y nos alivia de nuestras dolencias físicas y espirituales, cuando nos derrama su inmenso amor y nos fortifica, obsequiándonos un arma poderosa para resguardarnos del pecado del mundo y del enemigo.
Versículos Bíblicos de Adoración
Juan 4:23-24
“Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.”
Los verdaderos adoradores alabarán a nuestro Dios Padre de corazón, con fe, confiados en su poder y su magnanimidad, como Él así lo desea, en espíritu y verdad, sin hipocresía y convencidos de su grandeza. Y así como en esa época, que despreciaron a Jesús y lo colgaron en la cruz, también hoy la hora se acerca, porque recuerden que vendrá “como ladrón en la noche”. Así que hay que estar preparado.
Daniel 4:37
“Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de humillar a los soberbios.”
En este pasaje de Versículos Bíblicos de Adoración, Daniel nos expone, el momento en que el Rey Nabucodonosor se vio animado a alabar y a glorificar a nuestro Dios Padre por todas las pruebas irrefutables que había presenciado, llegando a reconocerlo incluso como el Rey del Cielo, recto y justo, capaz de humillar a los soberbios de corazón.
Daniel 2:23
“A ti, Dios de mis padres, te alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y poder, me has dado a conocer lo que te pedimos, ¡me has dado a conocer el sueño del rey!”
A su vez, Daniel le rinde tributo de adoración al Dios Padre por la sabiduría y poder que le ha otorgado, incluso para poder interpretarle los sueños al Rey Nabucodonosor, quien en más de una ocasión intentó acabar con su vida; pero Daniel resistió con valentía porque nuestro Dios Padre estaba con él y nunca lo abandonó en los momentos más álgidos.
Apocalipsis 5:13
“Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: ¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!”
Juan el Discípulo desterrado en la isla griega de Patmos, y autor del libro de Apocalipsis o Revelaciones, nos reitera una vez más que a los únicos a los que debemos adorar por su poder y su gloria son a nuestro Dios Padre y a Jesucristo, quien fue inmolado en la cruz para salvación de todos nosotros.
Isaías 12:4
“En aquel día se dirá: Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer entre los pueblos sus obras; proclamen la grandeza de su nombre.”
Adorar, proclamar y alabar a nuestro Dios Padre e invocar su nombre, cuando cada uno de nosotros vayamos a evangelizar, a predicar su obra, para que todo aquel que la conozca y lo tenga como su Dios, pueda salvarse y librarse del pecado, por medio de su hijo amado Jesucristo.
Isaías 29:13
El Señor dice: «Este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración no es más que un mandato enseñado por hombres».
Porque la verdadera adoración del pueblo no viene dada por las ofrendas materiales y expresar a viva voz cuanto le amamos, sino por lo que realmente y con sinceridad brota de nuestro espíritu, de nuestro corazón, para reconocer su grandeza y su gloria. Lo contrario, es hipocresía. Y eso ofende a nuestro Dios Padre.
Mateo 21:9
“Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ¡Hosanna al Hijo de David!¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”
Esta manifestación de adoración y de alabanza hacia nuestro amado Jesús, que cumplió con la voluntad del Dios Padre y se entregó en sacrificio, es un deber de todo cristiano. En esa época, todos lo alababan como el hijo de David, pero también adoraban al Dios Padre, cuando elevaban sus alabanzas al cielo.
Salmo 100:4-5
“Ingresen por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.”
Dándole siempre las gracias a nuestro Dios Padre, pero con alegría, con cantos de adoración, alabanzas y fe. Así debemos hacerlo todos los días para entrar por la puerta de su corazón y montarnos en sus galeras para adorarle y cantarles himnos de agradecimiento por el amor eterno que nos da sin cansancio, porque su fidelidad hacia nosotros es permanente y lo hace con mucho amor.
1 Crónicas 29:12-13
“De ti provienen la riqueza y el honor; tú lo gobiernas todo. En tus manos están la fuerza y el poder, y eres tú quien engrandece y nos fortalece a todos. Dios nuestro, te agradecemos siempre y a tu glorioso nombre tributamos alabanzas.”
¡Como no agradecerle y adorarle si de Él proceden la riqueza y el honor de ser su hijo! Saber que tú tienes el dominio de controlar todo, me hace sentir confiado. Tu poder omnipotente, tu fuerza y energía espiritual, nos bañan con su amor tan sinigual. Siempre te agradeceremos y te adoraremos con alabanzas porque tú Oh Dios Padre Amantísimo nos engrandece con tanto amor y nos das fortaleza para seguir luchando por nuestro bienestar y el de los otros.
Isaías 25:1
“Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza.”
Pero no solo hay que adorar y alabar a nuestro Dios Padre porque ha hecho maravillas, sino también por todo lo que nos ha otorgado, por todas sus bendiciones obsequiadas para que seamos felices y encontremos la paz y la armonía que nuestros corazones necesitan. Adorarlo es retribuirle todo eso y más.
Salmos 150:6
“¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Todo lo que respira en la tierra tiene la gracia de haber sido creado por nuestro Dios Padre. ¿Cómo no adorarle y alabarle si por su omnipotencia y misericordia disfrutamos de todas sus creaciones?
1 Crónicas 16:34
“¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre!”.
Nuestro Dios Padre se siente agradecido cuando lo adoran, lo alaban y le obsequien ofrendas de amor, como reconocimiento a su grandeza y a su bondad, siempre repleta de su amor puro y sagrado que nunca se termina.
Por generaciones nos lo ha demostrado, con una paciencia que resalta entre sus hijos amados. Por eso, nunca debemos cansarnos de adorarle y obedecerle siempre, para que nuestros corazones también se nutran de sus bendiciones.
Salmos 71:8
“Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre, y todo el día proclama tu grandeza.”
Siempre debemos adorar, alabar su nombre y proclamar su poder, su grandeza, a donde quiera que vayamos. Que de nuestras bocas solo broten palabras de adoración para nuestros Dios Padre a toda hora. De esta manera, siempre se sentirá halagado en demasía y nos bañará con sus hermosas bendiciones.
2 Corintios 1:3-4
“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.”
Estos Versículos Bíblicos de Adoración a nuestro Dios Padre, nos resaltan la relación que existe entre la adoración, la consolación que Él nos proporciona y el consuelo que nosotros podemos ofrecerles a quienes lo necesitan por sus sufrimientos. Es un lazo especial, porque Él también nos consuela de las múltiples amarguras y sinsabores que a diario nos afectan, lo que se convierte como en un aprendizaje que puede ser aplicado al prójimo.
Mateo 6:2
“Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa.”
Ofrendar a alguien también es adorar a nuestro Dios Padre. Y quien lo haga recibirá toda su recompensa, mas no están edificando su salvación, si se ufanan en extremo e hipócritamente cuando ofrendamos a los más pobres y necesitados para que nos magnifiquen por vanidosos, pues con esta actitud no podríamos entrar al reino de Dios y nuestras dadivas serian falsas.
Si de verdad eres sincero y nuestro Dios Padre está en tu corazón, cuando te nazca regalar algo, hazlo con humildad y sin esperar nada a cambio. Solo la recompensa de nuestro Dios Padre.
Salmos 68:4-5
“Canten a Dios, canten salmos a su nombre; aclamen a quien cabalga por las estepas, y regocíjense en su presencia. ¡Su nombre es el Señor! Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa.”
Cantar y aclamar también es una forma de adoración hacia nuestro Dios Padre, cuya presencia está en cualquier rincón del planeta. Por eso siempre debemos alegrarnos y adorarle dondequiera que nos encontremos, pues cualquier lugar es bueno para alabarle y agradecerle por todas sus dadivas.
Versículos Bíblicos de Adoración: Espíritu y Verdad para Dios
La lectura e interpretación de estos Versículos Bíblicos de Adoración nos enseñan la importancia y el valor que tiene el reconocimiento que todos debemos ofrendarle a nuestro Dios Padre, especialmente en estos tiempos de pandemia mundial y crisis económica, que a muchos agobia.
Verdaderamente, nuestro Dios Padre Omnipotente se siente reconocido cuando le adoramos, alabamos y ofrendamos de corazón nuestras acciones magnánimas hacia los más pobres y necesitados. Cantarle y Orarle también son formas de adoración, y si se ofrecen con amor y emanan de nuestros corazones, nuestro Dios Padre sabrá sorprenderte con una recompensa, con una bendición que va a nutrir aún más tu alma y tu corazón.
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