Perdonar y ser perdonado son experiencias liberadoras que tenemos en algún momento. Sentir el poder del perdón nos transforma como hijos de Dios, quienes nos regocijamos cuando lo recibimos, gracias al sacrificio de Jesús en la cruz. Con estos Versículos Bíblicos sobre el Perdón, podemos profundizar y encontrar su verdadero significado y valor en favor de nuestra sanidad espiritual.
Sin embargo, es importante saber que de la misma forma en la que hemos sido perdonados, nuestro corazón debe estar dispuesto a perdonar. Esto es posible cuando entendemos la magnitud de lo que Jesús hizo por nosotros. Reconocer la obra de Cristo a nuestro favor nos da la entereza que necesitamos para permitir que el perdón fluya desde nuestros corazones.
Versículos Bíblicos sobre el Perdón
Marcos 11:25
“Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.”
Si sentimos algo en contra de alguien, lo mas saludable es dialogar y perdonar, e incluirla en nuestras oraciones. Pues en esa medida nuestro Dios Padre también nos va a perdonar nuestros pecados y así estar en armonía espiritual.
Mateo 6:12
“Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.”
Como dice el Padre Nuestro; mas no se trata de deudas económicas o materiales, sino de nuestras deudas espirituales, de nuestras fallas, de nuestros errados comportamientos hacia el prójimo, para estar limpios ante el Dios Padre. De allí que debamos perdonar a quienes nos ofenden o hacen mal, para tener paz en nuestra conciencia.
Mateo 6:14-15
“Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.”
Una regla sinequanon. Dar y recibir en la misma proporción. Nuestro Dios Padre conoce los sentimientos que hay en nuestros corazones y la capacidad de cada uno de nosotros para perdonar. Si lo hacemos de corazón, Él también hará lo mismo con nosotros. De lo contrario, ni nos perdonará ni nos bendecirá con sus recompensas. Si los otros no nos perdonan, serán ellos los que no agradarán a nuestro Dios Padre.
Salmo 86:5
“Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan.”
La invocación a nuestro Dios Padre para pedir perdón o perdonar a alguien que se niega a rectificar es un acto de entrega y sumisión. Ese es nuestro deber como cristianos que somos, pues sabemos que nuestro Dios Padre es un Dios de Perdón, cuando lo hacemos de corazón.
Salmo 32:1
“Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados.”
Es dichoso por cuanto queda libre de pecados. Pero la dicha es mayor si es un arrepentimiento sincero, sin hipocresía. Allí si se le borran todos sus pecados o faltas cometidas.
Salmo 32:3-5
“Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi sollozar de todo el día. Mi fuerza fue disminuyendo como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí. Pero te confesé mi pecado, y no te escondí mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado.”
¿De que nos sirve estar gimiendo todo el tiempo? Lo que hay que hacer es perdonar y reír. La tristeza, el odio, etc., son sentimientos castigadores, que por su intensidad, van desgastando nuestro cuerpo y espíritu. Y la mano del Dios Padre no nos bendice, sino que se hace más inclemente por nuestra obstinación, hasta que confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos, buscando el perdón y perdonando a quienes nos ofenden.
Hechos 2:38
“Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les respondió Pedro—, y contarán con el don del Espíritu Santo.”
Arrepentirnos y bautizarnos en el nombre de Jesucristo, como mediador espiritual con el Dios Padre, es lo primero que debemos hacer si queremos que nuestros pecados sean perdonados. Ser redimidos requiere pasar primero por ese trance, pues solo así podremos recibir la esencia del amor consagrada en el Espíritu Santo. Solo con amor, puro y verdadero, se pueden hacer milagros para ayudar al prójimo.
Hechos 13:38
“Por tanto, hermanos míos, sepan que a través de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados.”
Nótese que es Jesucristo quien nos debe anunciar el perdón de los pecados, por ser el intermediario interlocutor con el Dios Padre. ¿Pero que significado tiene para los cristianos que nos perdonen nuestros pecados? Tiene mucho significado, pues podemos sanar, limpiarnos, depurarnos y hasta podemos pararnos frente a nuestro Dios Padre con la frente en alto. Y Eso nos llena de regocijo.
Mateo 18:21-22
“Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —le contestó Jesús—.”
Todas las veces si es necesario; porque es nuestro hermano y tiene derecho de arrepentirse y ser nuevamente perdonado. Es una cualidad que poseen quienes llevan a Jesús en sus corazones.
Hay gente que no sabe, ni quiere ni puede perdonar. Se niegan, y al hacerlo se niegan asimismo, y esa negación les produce un desgaste físico y espiritual, que los va acercando a la muerte, y así vamos de forma inconsciente satisfaciendo las ansias de maldad de Satanás.
Lucas 17:3-4
“Así que, ¡cuídense! Si tu hermano peca, repréndelo; y, si se arrepiente, perdónalo. Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo».”
En estos Versículos Bíblicos sobre el Perdón se aclara que no solo es perdonar a nuestros hermanos cuando cometen pecados, sino además reprenderlos, regañarlos de buena manera, porque “lo cortes no quita lo valiente”. Mas que regañar es “saberlos” orientar con firmeza, con ejemplos y anécdotas o experiencias vividas, para que el arrepentimiento sea duradero y real.
Colosenses 2:13-14
“Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Pero Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos diferida por los requisitos de la ley. Él abolió esa deuda que era adversa, clavándola en la cruz.”
Según estos Versículos Bíblicos sobre el Perdón, se entiende entonces que esa deuda que teníamos desde el pecado original fue perdonada al ser Jesucristo crucificado. Ciertamente estábamos muertos en vida, pero al ser perdonados volvimos a renacer en unión con Jesucristo, quien se inmoló por todos nuestros pecados y borró todas nuestras deudas y fallas, que eran todas contrarias al Espíritu Santo, una entidad consagrada al amor.
Mateo 12:31
“Entonces, les digo: a ustedes se les perdonará todo pecado y blasfemia, excepto la blasfemia contra el Espíritu.”
Mateo con sus palabras sabias, nos recuerda de nuevo que todos nuestros pecados y blasfemia serán perdonados, con la única excepción de aquella que atenta contra el Espíritu Santo, que es el lazo espiritual, lleno de amor, que une al Dios Padre y a su hijo amado Jesús.
Mateo 9:6
“Pues para que ustedes sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, entonces éste le dice al paralítico: “Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa”.
¿Quién es el Hijo del Hombre? Simplemente Jesús, quien se hizo hombre para sacrificarse por todos nosotros, cuya autoridad les fue concedida por el Dios Padre para perdonarnos todos los pecados aquí en la tierra, como lo hizo con tantos enfermos, ciegos, paralíticos, etc., a quienes perdono todos sus pecados y los sanó de la muerte, ordenándoles taxativamente que recogieran sus aperos y se fueran a sus casas porque estaban sanados.
Mateo 12:32
“Quien hable mal del Hijo del Hombre, será perdonado; pero quien hable contra el Espíritu Santo no será perdonado, ni en esta época ni en la venidera.”
¡Ay de aquel que hable mal del Espíritu Santo! pues nunca será perdonado. No obstante, si hablan mal u ofender al Hijo del Hombre aquí en la tierra pueden ser perdonados sus pecados, gracias a la misericordia y bondad de nuestro Señor Jesucristo, que se hizo hombre y sufrió como tal, entregando su cuerpo en una cruz para que nos redimiera a todos nosotros, que estábamos muertos, y recobráramos el sentido de la vida, uno de los dones que solo lo otorga su Dios Padre.
Isaías 55:7
“¡Que dejen los impíos su camino, y los malvados sus malos pensamientos! ¡Que se vuelvan al Señor, nuestro Dios, y él tendrá misericordia de ellos, pues él sabe perdonar con generosidad!”
Aquellos que han sido limpiados en sus pecados, deben dejar ese camino lleno de pecados y maldad. Los seres malvados deben alejar de sus mentes esos malos pensamientos, volviendo su rostro, su cara, hacia la misericordia del Dios Amado, porque él ciertamente los sabrá perdonar por ser tan generoso y piadoso.
Joel 2:17
“Y ustedes los sacerdotes, ministros del Señor, lloren entre la entrada y el altar, y digan: «Señor, ¡perdona a tu pueblo! ¡No los entregues al oprobio, ni dejes que las naciones los dominen! ¡No permitas que entre los pueblos se diga que nuestro Dios nos ha abandonado!”
En aquella época de Joel, los ministros del Señor se lamentaban de la situación por la que estaba pasando el pueblo de Israel, y los anima a que se arrodillen ante el altar y le pidan a nuestro Dios Padre que perdone a su pueblo por sus innumerables fallas y pecados.
Además, le suplica que no los entregue al abandono, a la burla, al descredito ni dejes que otras naciones los domine, ni permita que la gente piense que nuestro Dios Padre lo dejo solo, en medio de tantas calamidades e injusticias contra los hijos de Israel.
Versículos Bíblicos sobre el Perdón para Salvar las Almas
El acto de perdonar no lo hace cualquier persona. Hay que tener la capacidad espiritual suficiente y entender su verdadero significado y valor para practicarlo. Perdonar en volver a vivir, es reencontrarse con nuestro amado Jesús de Nazareth. Es vivificarlo, engrandecerlo, glorificarlos, porque es el Hijo del Hombre que con su cuerpo supo aguantar el dolor los sufrimientos de cada uno de nosotros.
En estos sencillos Versículos Bíblicos sobre el Perdón podemos aprender lo que eso significa y su verdadero valor cristiano. De hecho, perdonar es en si una ofrenda que se otorga a quien ha pecado o fallado. Y esa capacidad nos viene del cielo y debe anidarse en nuestros corazones, para darle sanidad a nuestro cuerpo y a nuestra alma.
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