5 Oraciones Para Alcanzar el Perdón

Padre Mio Protector. Pedir perdón no es nada malo, si lo hacemos muy sinceros, si lo hacemos de corazón. Por tal motivo, hoy acudo a tu misericordia y bondad, para que me liberes de todos los pecados y me perdones si alguna vez le he hecho daño a alguien.

Ser malo, dañino o mal intencionado no es mi condición humana. Todo lo contrario. Soy conscientes de que a veces nosotros los seres humanos cometemos errores hasta involuntarios. Pero si el amor, la compasión y los buenos sentimientos abundan en nuestro corazón, seremos capaces de perdonar y de nos perdonen.

Amantísimo Dios Padre, así como Adam y Eva pecaron y te desobedecieron en el Jardín del Edén, condenándose a la muerte, yo te suplico que me Perdones y me liberes de mis culpas, para que mi alma marchita se reconcilie con tus mandamientos y tus enseñanzas.

Soy Pecador Padre Amado, llevo en la Sangre el Pecado Original, pero me aferro a tu gloria, a tu poder y a tu sagrada bondad, para limpiarme de toda esa estirpe y ser agradable a tus ojos. No me abandones nunca. Porque tu Padre Amado, nos diste a un Salvador, y aquí estoy esperándolo como lo prometió. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Bendijo Jesucristo! Hijo unigénito de nuestro Dios Padre, el Altísimo. Fuiste testigo de todos los sufrimientos, de todas las preocupaciones y angustias, que soportó tu adorada madre María, Siempre Virgen, sobre todo cuando te vio clavado en la cruz.

Sabes lo que una madre sufre por su hijo. Por eso hoy acudo a tu gloriosa piedad para que intercedas por mi ante el gran Dios Padre y me perdone, por todos los malos ratos que le hecho pasar a mi adorada madre, que siempre se ha desvivido por mi y nunca me ha dado la espalda.

Hoy, después de tanto reflexionar y aprender de tantos golpes y desacierto que me ha dado la vida, he entrado en razón y estoy consciente de todos sus esfuerzos, de todos sus desvelos por mí, de todas sus angustias por mis locuras y arrebatos de juventud.

Por esa razón Padre Amado, te pido un sincero perdón que me libere de estas culpas, por todos los errores, por mi soberbia, por mis alocadas aventuras, por todo lo que he hecho sufrir a mi madre, que siempre se ha entregado a tus designios y te venera apasionadamente desde que la conozco.

Protégela, Bendícela siempre y haz que sus últimos años de vida sean de paz y armonía, donde siempre la veamos con un semblante saludable y alegre, compartiendo con mi padre, con sus hijos y nietos.

Apártamela de todo mal, de cualquier enfermedad, de los peligros de la calle, de las malas intenciones de la gente que pretenden socavar nuestra hermosa relación, que ahora entiendo porque está fundamentada en tu divina presencia, porque siempre me has visto con buenos ojos y me has protegido de las garras de mis enemigos y de los malos percances. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Amantísimo Dios Misericordioso! A veces las flaquezas, las debilidades mundanas y las tentaciones nos turban y nos dominan, infiriéndole un gran daño a las personas que amamos y haciendo que se aparten de nuestras vidas, que se decepcionen de nosotros, perdiéndose la confianza y hasta el amor.

Hoy Padre Amado, recurro a ti desesperado. Mi esposa sospecha de mis infidelidades, que han sido aventuras sin sentido y todas salpicadas solo por la lujuria y la lascivia, pero nunca han sido algo en serio. Y hoy se ha marchado de la casa por mi inconciencia e irresponsabilidad.

Sabes que sin ella mi vida es un verdadero suplicio. Mis noches se han vuelto muy largas y desesperadas y mi hogar ya no es el mismo sin su toque femenino. Mis hijos son los que están sufriendo las consecuencias de mis errores y eso no me lo puedo perdonar.

Hoy Benevolente Dios Padre quiero pedirte que le ablandes el corazón de mi amada esposa para que me perdone y regrese a mi lado y podamos ser de nuevo la misma familia hermosa y divertida de antes. Te prometo Amadísimo Dios Padre, que nunca mas esas infidelidades volverán a repetirte en mi vida. Jamás lo permitiré. En estos tiempos de soledad he aprendido a valorarla por siempre.

Ella se lo merece, por toda su entrega y sacrificio. Mis hijos es lo que más desean. Pero si tu no intervienes Padre Amado, yo de verdad no sé que será de mi vida y de mi futuro si la llego a perder. Bendíceme y guíame para volverla enamorar y reconquistar su amor, que es puro y tierno. Por los siglos de los siglos. Amén.

Agradecerte a Ti Padre Amado, por haberme dado la dicha de tener unos hijos tan hermosos y amorosos, no me alcanzaría esta vida. Sin embargo, Padre Amado, a veces los descuidamos por tantas preocupaciones y problemas, alejándonos de ellos sin demostrarle el verdadero amor que uno como progenitor les debe dar.

Y eso precisamente, ¡Oh Padre Bendito y Omnipotente! es donde he fallado en estos últimos años, de lo cual me arrepiento sinceramente, porque mis hijos no se merecen tanta indiferencia.

Por esa razón Padre Bendito quiero pedirte que cuando me les acerque, aun con sus corazones llenos de amargura, deja que me vean con buenos ojos y acepten mis palabras y me perdonen de corazón. Te prometo que desde hoy retomaré la comunicación con ellos y comprenderlos desde su juventud, buscando mas bien ser su amigo y no un verdugo que siempre los está minimizando o maltratándolos psicológicamente. Ya basta de malos tratos hacia ellos que son mi tesoro más preciado.

De nuevo, Padre Amadísimo, ablándales a ellos el corazón. Su juventud y los nuevos tiempos los llevan a tener otras ideas y sentimientos que se contradicen mucho con la ética y las buenas costumbres. Pero mientras no le hagan daño a nadie ni se hagan ellos ese daño, yo trataré de sobrellevarlos con mucho amor y paciencia. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Guardian y Benevolente Dios Padre, un(a) amigo(a) verdadero(a) es como otro hermano(a), en quien puedes confiar, apoyarte y hasta contarles las cosas más inverosímiles. Los días compartidos son únicos e interesantes, porque el aprendizaje compartido y los recuerdos no son fáciles de olvidar.

Pero sabes que una verdadera amistad se basa en el respeto, la comunicación, la comprensión y sobre todo la lealtad. Y esto último, no lo valoré en mi amigo(a), por ser desconsiderado con sus sentimientos cuando me pidió mi apoyo y un consejo que lo(a) redimiera de la angustia.

Ciertamente, no fui lo más respetuoso y comprensivo con (se dice el nombre del amigo(a)), que ahora me ha dado la espalda cuando mas lo(a) necesito y he vivido en carne propia lo que de verdad vale para mí. Acudo a ti para recuperar su valiosa amistad, buscando además su perdón y comprensión. Me arrepiento de mi comportamiento y actitud. Te hago esta suplica, porque la amistad de un verdadero amigo nunca la tenemos segura.

Depende de dos personas extrañas que deben estar seguros(as) del verdadero significado de la palabra amistad y se demuestra en las buenas y en las malas. Por eso no quiero perder la amistad de mi amigo(a), a quien le estoy muy agradecido por enseñarme a enfrentar y sobrevivir en ese mundo externo al que tanto le temía y me llenaba de incertidumbre e inseguridades.

Ese(a) amigo(a) hizo que vencieras muchas barreras y fantasmas existenciales que me acosaban en las noches. Pero hoy no está. Y solo me queda agradecerle inmensamente y pedirle perdón por ser tan desleal y no ponerme en sus zapatos como un(a) verdadero(a) amigo(a). Por los siglos de los siglos. Amén.