Versículos Bíblicos De Sanidad E Interpretación

Cuando leemos la Biblia encontramos diversos Versículos Bíblicos de Sanidad, que pueden ayudarnos a tener un mejor bienestar corporal y espiritual. Como seres humanos existimos gracias a cuerpos físicos que a veces fallan y declinan con el transcurso del tiempo. Durante nuestra etapa de la vida afrontamos cualquier tipo de retos que inciden sobre nuestra salud, ya sea un simple resfriado, presión alta o alguna otra enfermedad más grave, que a veces incluso nos paralizan por completo.

Pero ¿Qué nos revela la Biblia sobre la sanidad? ¿Será nuestro deber postrarnos ante nuestro Dios para pedirle que nos otorgue la salud que tanto deseamos? Sí, Dios siempre está atento a todas nuestras plegarias y quiere obrar en nuestras vidas devolviéndonos la sanidad espiritual, emocional y, en algunas ocasiones, la sanidad física. Veamos algunos de estos Versículos Bíblicos de Sanidad, que esperemos les graden y los reflexionen como nosotros lo hacemos.


Índice
  1. Versículos Bíblicos de Sanidad
    1. Éxodo 15:26
    2. Éxodo 23:25
    3. Salmo 103:1-3
    4. Salmo 107:19-20
    5. Proverbios 4:20-22
    6. Isaías 53:4-5
    7. Mateo 10:7-8
    8. Marcos 10:51-52
    9. Santiago 5:14-15
  2. Versículos Bíblicos de Sanidad para Purificar nuestras Almas

Versículos Bíblicos de Sanidad

Versículos Bíblicos de Sanidad

Éxodo 15:26

“Les dijo: “Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud”.

Nuestro Dios Padre ha declarado siempre que ofrecerá salud a su pueblo. Él los liberó de la esclavitud en Egipto y todos ellos sabía muy bien de su magnánimo poder, de su abnegado amor y de sus cuidados.

Pero también les dijo que liberaría de todas las plagas y enfermedades que habían presenciado en la tierra de los egipcios, y como pueblo de Dios, ellos debían estar atentos a su voz, obrar en justicia y convivir en obediencia a sus mandatos. Sus leyes y sus mandamientos eran muy concretos y todos debían ser obedientes y cumplirlas. De lo contrario, las pestes y las afecciones los invadirían causándoles la muerte, como se las causó a muchos que le desobedecieron.

Éxodo 23:25

“Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. «Yo apartaré de ustedes toda enfermedad”.

Nuestro Dios Padre, amparado en su misericordia y su bondad infinita, en esos tiempos de Egipto, le recordó a su amado pueblo de Israel que sólo a él debían rendirle adoración. Porque nuestro Dios Padre Omnipotente y Dios de los Dioses, no comparte su trono terrenal con nada ni con nadie, y esto es una sentencia que nunca debemos olvidar, pues es el Único, el Verdadero Dios, que castiga hasta la última generación de quienes lo aborrecen.

Esto es algo que nunca debemos olvidar. Es pues claro, que si le obedecemos en esto recibiremos siempre la bendición de poder contar de todo lo que nuestros cuerpos y nuestra vida requieren para nuestro bienestar físico (pan y agua) además de la salud que nuestros cuerpos requieren para sobrevivir.

Salmo 103:1-3

“Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias.”

Dios siempre otorga a sus hijos sanidad espiritual y corporal. Nuestra alma se remoza si nos encaminamos en función de las bondades y bendiciones que nuestro Dios Padre nos ha dado. Bueno es siempre recordar todo lo que nuestro Dios Padre ha hecho por todos nosotros, aunque nos encontremos en medio de calamidades o dificultades.

Tengamos siempre presente que nuestro Dios Padre Misericordiosos nos regaló vida eterna. Nos concedió el perdón de todos nuestros pecados y nos bendijo con la sanidad de todas nuestras dolencias, tanto las del cuerpo como las del espíritu, porque el poder de Dios es ilimitado.

Versículos Bíblicos de Sanidad

Salmo 107:19-20

“En su ansiedad clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro”

Bendito Dios Padre que siempre escucha nuestros lamentos y suplicas. Por ello en medio de nuestras enfermedades y dolencias, tanto físicas como espirituales, debemos acudir al Dios Padre y a Jesucristo su hijo amado para clamarle y rogarle que interceda ante su Padre para él nos escuche y nos meta sus manos milagrosas.

En este Salmo, observamos que los israelitas recuerdan cuando nuestro Dios Padre se había sentido angustiado. Pero al clamarle a Dios, él les concedió la salvación y mucha salud. Es decir, aquí Dios envió su palabra certera y milagrosa para sanarlos por medio de alguien (¿Fue acaso uno de sus ángeles?), resguardándolos y rescatándolos de la muerte segura, pues la situación era sumamente grave. Pero para nuestro Dios Padre no hay nada imposible cuando en su corazón está la decisión de sanarlos.

Proverbios 4:20-22

“Hijo mío, atiende a mis consejos; oye atentamente lo que te digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las encuentran; son la salud del cuerpo.”

Con cada una de sus palabras Dios nos da vida, porque están cargadas de sabiduría; por ello nuestro deber como cristianos fieles es obedecerlas y resguardarlas como un preciado tesoro en nuestros corazones.

Dios lo que siempre quiere es lo mejor para todos nosotros, pero cuando convivimos como le agrada y como él nos expresa, recibimos vida espiritual y salud física, como por ejemplo, cuando decidimos descansar en él y entregarle nuestras angustias y lamentaciones, nuestro cuerpo se remoza, se refresca mientras se llena de su paz y disfruta de su compañía.

Isaías 53:4-5

“Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.”

En estos interesantes versículos de Isaías, se profetiza sobre la muerte de Jesucristo en la cruz y cómo él cargó en sus hombros nuestras dolencias y enfermedades físicas, emocionales y espirituales. De verdad, nuca estamos solos en esos momentos de sufrimiento: Jesús siempre está con nosotros. Él comprende lo que sentimos y conoce lo que requiere nuestro espíritu, alma y cuerpo.

Jesucristo en la cruz cargó con todas nuestras enfermedades y dolores, y gracias a su sacrificio tenemos paz con Dios en medio de las difíciles circunstancias que hoy enfrentamos. Por esas heridas, podemos recibir sanidad espiritual, sin morir eternamente y esa es la obra más grande y misericordiosa realizada por Cristo al ser crucificado.  Nuestro Dios Padre también quiere darnos sanidad física y emocional, aun cuando debemos entender que es él quien decide cómo y cuándo nos la va a dar.

Versículos Bíblicos de Sanidad

Mateo 10:7-8

“Dondequiera que anden, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca”. Curen a los enfermos, revivan a los muertos, limpien a los leprosos, echen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratuitamente, denlo gratuitamente.”

Cuando Jesucristo envió sus discípulos a difundir su mensaje al pueblo de Israel los invistió de autoridad para liberar a la gente del poder del enemigo y curar toda enfermedad (Mateo 10:1). Ese fue el ministerio que debían cumplir y la sanidad de los enfermos era una parte importante del mismo.

Aunado a esto, ocurren milagros, sanidades y liberaciones cuando el reino de Dios se manifiesta, pues quiere bendecir a quienes lo buscan y se acercan a él. Por esa razón, nuestro Dios Padre busca capacitar a sus hijos para poder cumplir con su ministerio.

En 1 Corintios 12:9 podemos leer que los dones que Dios le otorga a la iglesia es el don de sanidad, ya que aun hoy él desea bendecir, curar y restaurar la salud, tanto física y espiritual, de quienes lo buscan.

Marcos 10:51-52

«¿Qué deseas que haga por ti? —le preguntó. Rabí, quiero ver —contesto la pregunta el ciego. Puedes marcharte —le dijo Jesús—; tu fe ya te ha sanado. Al instante recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.»

En este pasaje bíblico de Marcos 10, podemos apreciar uno de los muchos milagros de sanidad que hizo Jesucristo en el cuerpo del del ciego Bartimeo, quien mendigaba en el camino a Jericó. Él había escuchado hablar sobre los milagros de Jesús y se mantuvo alerta a la espera de la oportunidad para pedirle que le curara.

Él estaba seguro de lo que deseaba; sabía que Jesús lo podía curar y dispuesto estaba a gritar hasta conseguirlo. Jesús, aun en medio de los gritos de la multitud, lo escuchó y lo llamó, mientras que Bartimeo de un salto se puso de pie, despojándose de su capa y acercándose a Jesús.

¿Por qué Jesucristo le pregunta qué desea? Estaba claro que él lo que quería era que lo sanara. Pero hay momentos en los que nuestro Dios Padre desea que le digamos lo que queremos que él haga, y en este caso, Jesús concedió la sanidad, cuando le dijo "tu fe te ha sanado" y en ese momento Bartimeo pudo ver. A veces Dios solo espera una muestra de fe por parte de nosotros para realizar el milagro que él ya ha decidido poner en práctica.

Santiago 5:14-15

“¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará.”

Las personas enfermas deben llamar a los adultos mayores de la iglesia para que oren y los invistan en el nombre de Jesús. La mención del aceite, parece revelar que no se debe desechar la medicina, pues Dios puede valerse de los médicos y los medicamentos para devolver la salud a nuestros cuerpos.

Hay que resaltar la importancia de reconocer nuestros pecados, ya que algunas enfermedades se generan por esa causa. Por lo que debemos ser obediente y cumplir las leyes de   Dios. Porque, aunque fallemos, Dios no nos deja sin salida. Lo mejor es confesarle nuestros pecados, recibir oración, ser investidos y restaurar nuestra relación con él para poder recibir la sanidad de nuestros cuerpos.

Versículos Bíblicos de Sanidad para Purificar nuestras Almas

Cuando nos hablan de “sanidad” inmediatamente se nos vienen a la mente nuestros cuerpos, pero dejamos de lado, casi que de inmediato, todo lo que tiene que ver con la salud espiritual, la cual es mas importante para nuestra estabilidad e integralidad existencial.

Es como cuando nos dicen que el trabajo mental produce mas cansancio que el trabajo físico. Aquí el cuerpo se puede reponer y recuperar, pero en el caso de la mente, la cosa es más difícil de lograr. Esperamos que estos Versículos Bíblicos de Sanidad les agraden, los reflexionen y los practiquen con sus familiares y amigos.

Si quieres conocer otros artículos parecidos a Versículos Bíblicos De Sanidad E Interpretación puedes visitar la categoría Versículos.

También te puede interesar:

Subir