Oraciones a Santa Ágüeda

¡Oh Santa Ágüeda Milagrosa! Tú que tanto sufriste, ayúdanos siempre a ser fuertes como lo fuiste tú frente el enemigo. Santa magnánima y victoriosa, quien después de los más duros y crueles martirios, y antes de entregar tu alma pura, fuiste reconfortada por la gloria del Dios Padre misericordioso, mediante la visión de San Pedro que te consoló.

Bendita Santa y Patrona, por favor intercede por todos nosotros ante el Padre Omnipotente y misericordioso, a fin de que nos tome bajo su cuidado y resguardo y nos conceda la sanidad del cuerpo, de la mente y el alma, para que con su inconmensurable bondad y compasión nos auxilie en estos tiempos difíciles.

Acudo a ti por cuanto las malas intenciones y envidias de algunos compañeros de trabajo, cada día son más notorias y siento que ya me están afectando emocionalmente. Amada Santa Ágüeda, coloca entre ello y mi persona un muro inmenso que me proteja de sus maleficios.

Impide que sus influencias malsanas socaven mis sentimientos y emociones; no dejes que me hagan mella ni trastoquen mi paz y mi tranquilidad a mi existencialidad, por Jesucristo nuestro único maestro redentor, a quien sea mis halagos, la gloria y la acción de agradecimiento por todos los tiempos. Amén.

¡Oh grandioso Señor Jesús! Tu que has preferido que tu mártir Santa Agüeda fuese invocada como abogada especial de aquellas mujeres están en estos momentos afectadas con enfermedades en los senos y en tu compasión y bondad, te has dignado a escuchar los lamentos de tus siervos a través de la mediación de esta gran santa.

Hoy quiero darte las gracias infinitas Señor por tu comprensión y clemencia y pedirte que nos asista con tu inconmensurable misericordia. Otórgale a cuantos se acercan a la imagen de tu virgen Santa Ágüeda, la paz que requieren y los medicamentos que solo tú puedes obsequiarles para librarlos de los males de su cuerpo, aniquilando sus enfermedades.

Permite que los ruegos y virtudes de Santa Ágüeda auxilien a tantas almas que sufren afligidas serios males en sus cuerpos, como el terrible cáncer: por ello te encomiendo en especial a (se nombra a la persona que padece la enfermedad).

Préstale atención y escucha nuestras humildes súplicas, que son las que Santa Ágüeda lleva en sus sagradas manos para presentártelas. Dales el consuelo necesario y la sanación que tanto desean, si es tu santa voluntad.

Permítenos imitar a Santa Ágüeda en su fortaleza, en su constancia y en su resignación, para que seamos como ella y poder merecer un día la recompensa eterna de llegar a la gloria, donde vives y siempre reinas. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh gloriosísima virgen Santa Ágüeda! Muy humilde esclava del Señor de los señores y benigna apreciadora de su humildad. Te ruego humildemente, me alcances de tu dulce Esposo un corazón muy sencillo y humilde y a la vez  bondadoso.

Un alma que sepa apreciar en medio de la creación divina de nuestro Dios Padre  la gracia que mi señor y maestro Jesucristo me mereció con el coste infinito de su divina sangre.

Abogada sempiterna siempre te considero, de las más humildes, así como lo mostraste premiando a una fiel devota y humilde mujer, que veneraba en su hogar tus sagradas reliquias, y aturdiendo dolorosamente a otra, que con su soberbia expreso, que no quería ir a vuestro sepulcro a darte culto y veneración.

Haz, Santa mía,  que mis sinceras palabras, obras y traje puedan respirar y rebosen mucha humildad; y dame una idea para solventar las necesidades que hoy sufro, que son urgentes y graves, ya que tu por generosa gracia, atendiste siempre a los necesitados, prestando resguardo y ayuda.

Asimismo, sea mi corazón tan sencillo y magnánimo, que pierda, si necesario fuese, hasta mi vida por conservar la gracia de Dios, con la cual pueda alcanzar la eterna bienaventuranza. No me abandones ahora que tengo estas necesidades urgentes. Auxíliame en tu nombre. Por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh Portentosa y Milagrosa Santa Ágüeda Bendita! Tú que tanto sufriste los rigores del tormento por respetar y seguir al lado de tu dulce Esposo, ayúdanos a tener tu fortaleza y aguante como la tuviste tú ante sus enemigos.

¡Oh Santa Ágüeda victoriosa! Tú que después de los más crueles martirios y tormentos dolorosos, y poco antes de entregar tu alma, fuiste reconfortada por nuestros Dios Padre Misericordioso, mediante el sueño que tuviste visionando a San Pedro que te consolaba, intercede por todos nosotros ante el Dios Padre Todopoderoso.

Asegúranos Amadísima Santa, su cuidado y amparo, proporcionándonos la salud que requiere hoy nuestro cuerpo, además de nuestra mente y alma, para que con su infinita bondad nos brinde socorro en estos tiempos difíciles por Jesucristo nuestro único amado Maestro, a quien sea la alabanza, la gloria y la acción de gracias por todos los tiempos. Amén.

¡Oh magnánima Santa Ágüeda! Tú que eres la reina y patrona de las personas que sufren depresión, acude a mi llamado urgente, hermosa dama que  fuiste vapuleada y lanzada a los carbones ardientes, apiádate de mi madre, que hoy sufre calladamente, como sufriste tú cuando te arrancaron los pechos.

Tú que conoces de primera mano el sufrimiento que causa esta enfermedad, ayuda a los que la padecen. Acudo ante tus pies, rezándote esta oración sencilla ¡Oh Valiente santa Ágüeda! Tu sufrimiento nos inspira a suplicarte por quienes padecen y sufren cáncer de mama.

Hoy, con impotencia, pero con sentidas esperanzas y fe, te encomendamos a (se dice el nombre o los nombres de las personas enfermas) y te rogamos que  intercedas por (se dice de nuevo el nombre de la persona enferma).

Desde tu morada celestial y en la felicidad de la vida eterna, donde todas tus heridas y llagas fueron sanadas y todas tus lágrimas fueron enjugadas, te suplico que ores por (se dice el nombre) y por todos nosotros.

Suplícale a nuestro Dios Padre Omnipotente que nos bendiga con su piedad para alcanzar la sanidad y la recuperación total, sin olvidarnos que Tú ¡Oh Santa Bendita! Que también fuiste víctima de torturas y que sufriste en carne propia la crueldad y la inhumanidad de miserables hombres.

Hoy también te pedimos por los seres de nuestro mundo. Solicítale a Dios que nos ilumine para que podamos alcanzar la tan anhelada paz y comprensión. Que nos envíe su espíritu sereno, y su auxilio seguro para ayudar a compartir esa armonía y paz con quienes nos encontremos.

¡Oh magnánima Santa Ágüeda! Con lo aprendido en tu camino de dolor, ruégale  a Dios que nos otorgue la gracia que requerimos para permanecer santos en las dificultades, sin que se imponga nuestra ira o amargura. Y reza para que podamos ser más caritativos, y podamos crear un mundo de justicia y paz. Por los siglos de los siglos. Amén.