Desde todo punto de vista, los salmos son cantos y alabanzas llenos de una gran sabniduría, porque se afianzan en el amor, la majestuosidad y la omnipotencia de nuestro Dios Padre. Los Salmos Más Hermosos exponen de una manera clara, sublime y sencilla todos esos aspectos. Las Sagradas Escrituras nos desvela como tal su hermosura, aunque en el marco de lo subjetivo, pero nos revela la belleza de la vida.
Y es que la hermosura de la vida es lo que detesta Satanás, quien tiene autoridad en este mundo para gobernar desde las tinieblas y promover el mal, la fealdad. En Efesios 6: 10-18, es Pablo quien advierte que los creyentes luchan contra los planes de Satanás, enemigo de lo bello. Y es ese poder precisamente el que nos concede nuestro Dios Padre, para que, desde nuestros corazones, la disfrutemos.
Salmos Más Hermosos
Salmo 90:12.
“Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.”
Son 365 del año. Si los administramos bien y planificamos nuestro futuro, de seguro nos irá mejor. Pero no solo es contarlos, es guardar también todas aquellas enseñanzas, provenientes de experiencias buena o malas, que nos alimentan nuestro espíritu y nos hacen crecer interiormente, disfrutando de bienestar por cada día que transcurra, pero viviendo con la luz orientadora de la verdadera sabiduría, la que viene de Dios.
Salmo 16:11
“Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.”
Hay que agradecer siempre a nuestro Dios Padre porque a través de los Salmos Más Hermosos, nos ha revelado el sendero ideal hacia la vida eterna por medio de nuestro Jesucristo amado. Solo debemos esperar, una vez revisada y reflexionada esa trayectoria de 365 días, poder disfrutar su presencia de una manera enteramente especial durante todo este año ya transcurrido.
Salmo 84:11-12
“El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha. Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!”
Gracias amado Padre, por tus generosos cuidados y tu magnifica misericordia. Nuevamente gracias porque solo debo vivir confiando en ti y en tu aprobación para seguir transitando por estos senderos de paz, colmado de ánimo y esperanzas. Ya Tú me has aceptado y me has dado el honor y la gloria de saberme tuyo, amado y bendecido. Siempre sin ninguna falta, sin ningún pecado quiero estar para poder contar siempre con tu poderosa bondad.
Salmo 100:1-4
“Cantad Alegre a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanzas; alabadle, bendecid su nombre.”
En este caso el Salmista nos anima a tener en nuestro corazón al Dios Padre, a penetrar en su reino, pero siempre agradeciéndole por todo lo que nos ha dado, como habitante de la tierra; pero hay que hacerlo con mucha alegría, porque somos su rebaño, sus ovejas y lo debemos hacer sirviéndole en cualquier lugar, alabando su nombre y bendiciéndolo con mucha fe.
La acción de gracias a Dios no es algo privado entre él y nosotros. Es relevante manifestarla ante los demás y, principalmente, cuando estamos reunidos con nuestros hermanos en la fe. Este es un privilegio al poder acercarnos a nuestra Iglesia para alabar con motivación a nuestro Dios Padre todos juntos y compartir lo que Él concibe en nuestras vidas.
Nuestras pruebas y expresiones de agradecimiento a Dios pueden centrarse en el ánimo y edificación para otros. No seamos temerosos al decirle a Dios Padre nuestro amor y agradecimiento infinito por sus infinitas bondades.
Salmo 143:8
“Por las mañanas, hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el sendero que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.”
Solo con despertarnos y abrir los ojos en las mañanas para contemplar y disfrutar la belleza de la vida, nuestro Dios Padre ya te está demostrando su gran amor. Por ello debemos agradecerle todos los días. ¿Qué más prueba de amor quieres? ¿Acaso no es suficiente para que confiemos en su grandeza? Y, aun así, en medio de nuestras tribulaciones diarias, le suplicamos que nos señale el sendero a seguir para aliviar nuestras almas, cuando la confusión y las incertidumbres nos acechan.
Salmos 23
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.”
De todos los Salmos Más Hermosos, este es el más conocido y exclamado por todos los cristianos y católicos del mundo. Este Salmo encierra un buen mensaje o discurso aleccionador, esperanzador y de confianza, especialmente cuando el salmista nos dice que nuestro Dios Padre prepara los alimentos y la mesa para sentarse con nosotros complacido enfrentando a nuestros enemigos y angustiadores. Confianza y seguridad es lo que nos transmite este Salmo, y si Dios conmigo ¿Quién contra mí?
Salmo 27:1
“El Señor es mi luz y mi salvador; ¿A quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿Quién podrá atemorizar?”
En este caso, el Rey David, confiaba enteramente en nuestro Dios Padre, pues creía ciegamente en su compañía y resguardo. A pesar de las dificultades que podía enfrentar David, estaba convencido en la bondad de Dios, como virtud esencial de la vida.
Estaba consciente de que nuestro Dios Padre le tendría preservadas cosas buenas y agradables en medio de todas las adversidades que enfrentaba. Por eso, en los Salmos Más Hermosos, el salmista invita a los creyentes a tener siempre la esperanza y la confianza en nuestro Dios Padre porque él jamás nos va a abandonar cuando estemos en apuros.
Salmos 128:3
“En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo.”
Si tú te consideras uno de ellos, nuestro Dios Padre te bendecirá en demasía y en el seno de tu morada sagrada que es tu hogar, junto a tu familia, podrás consumir y saborear todo aquello que obtengas lícitamente por tu laborioso y sacrificado trabajo. Asimismo, tu esposa tendrá muchos hijos. ¡Se mostrará como un manojo de uvas! Nunca en tu mesa faltará alimento, y tus amados crecerán vigorosos y fuertes como los árboles de Olivo.
Salmo 107:19-20
“En su ansiedad clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro”
Bendito Dios Padre que siempre escucha nuestros lamentos y suplicas. Por ello en medio de nuestras enfermedades y dolencias, tanto físicas como espirituales, debemos acudir al Dios Padre y a Jesucristo su hijo amado para clamarle y rogarle que interceda ante su Padre para que él nos escuche y nos sostenga con sus manos milagrosas.
En los Salmos Mas Hermosos observamos que los israelitas recuerdan cuando nuestro Dios Padre se había sentido angustiado. Pero al clamarle a Dios, él les concedió la salvación y mucha salud.
Es decir, aquí nuestro Dios Padre envió su palabra certera y milagrosa para sanarlos por medio de alguien, resguardándolos y rescatándolos de la muerte segura, pues la situación era sumamente grave. Pero para nuestro Dios Padre no hay nada imposible cuando en su corazón está la decisión de sanarlos.
Salmo 4:8
“En paz me acostaré y dormiré, solo para ti, Señor, hazme vivir con seguridad”
Después de un día sumamente ocupado, ¿lo único que mi cuerpo quiere hacer es quedarse dormido de forma rápida? Jamás. He notado que un día ocupado ordinariamente conlleva más dificultades para obtener el sueño. Mi mente se apresura con todo lo que pasó ese día y lo que podría pasar al otro día.
No hay cosa peor que tratar de buscar el sueño con pensamientos ansiosos. Es durante estos momentos que me encanta leer y reflexionar sobre el Salmo 4. Siempre me recuerda que nuestro Dios Padre está en control de todo. Él es mi amparo y en Él. puedo confiar. Con esta verdad irrefutable, ahora puedo dormir.
Salmos 34:14
“Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.”
Tal y como lo señalan los Salmos Más Hermosos, para lograr la paz definitivamente hay que alejarse del mal, porque es como una bacteria, que, si no se ataca, contamina todo el cuerpo y mata. El mal, promovido por Satanás, el Ángel enemigo que se reveló contra nuestro Dios, no le conviene a nadie porque nos trae calamidades, tristezas, angustias y mucha desolación en nuestras almas.
La Paz es lo contrario. Es un estado de crecimiento, de armonía, de regocijo, de progreso, de serenidad, en fin, de perpetua calma cuando nos aferramos a nuestro Dios Padre. Solo la paz debemos seguir y fomentar en nuestras comunidades para alcanzar el bienestar colectivo.
Salmos 119:165
“Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”.
Las leyes y mandamientos que nos dejó el Dios Padre a través de las Sagradas Escrituras, están inspiradas todas para darnos y preservar nuestra paz. Todas se encaminan hacia ese estado de bienestar y gozo, para quienes son obedientes y siguen sus enseñanzas.
Quien las cumpla transitará por senderos abiertos, donde los obstáculos ya no se verán. Serán caminos sin tropiezos, solo para avanzar hacia la tranquilidad y el progreso de nuestras vidas.
Los Salmos Más Hermosos se afianzan en la Grandeza de la Vida
Las Sagradas Escrituras refieren diferentes salmos relacionados con diversas temáticas, pero la hermosura de sus palabras es un aliciente, como un bálsamo, que nos regala nuestro Dios Padre, para enfrentar a diario el poder del maligno. Si se cuenta con la suficiente fortaleza espiritual, podemos captar cuánta hermosura encierran los Salmos Más Hermosos.
En este sentido, estos Salmos deben dárseles una correcta lectura y correspondiente interpretación para poder conectarnos con el mensaje de salvación que nos viene del poder misericordioso y omnipotente del Santo Padre, que está sustentado en la justicia, la solidaridad, el respeto, la felicidad, la abundancia, la igualdad, el amor, la confianza y la paz verdadera y duradera.
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